Arizona Baby en concierto: un trío de freaks audaces que han revuelto el panorama con una irresistible aventura de raíces profundas, épica del desierto y fantasías evocadoras, llamada `Second to none´.
Eh!!. Ya era hora. Por fin algo grande. Distinto. En formato y en música. La gran sorpresa del año dispara balas acústicas y filosofía básica.
Se llama Arizona Baby, un trío de freaks audaces que han revuelto el panorama con una irresistible aventura de raíces profundas, épica del desierto y fantasías evocadoras, llamada `Second to none´.
Un disco de belleza polvorienta y austeridad espartana.
Clint Eastwood, el Forever changes de Love y Calexico en un complot salvaje de canciones sin tiempo ni corsé.
Si, las más singular revelación de 2009 tiene formato acústico. Pero no. No
es lo que imaginas. No es una
banda folk, ni country, ni de americana. Es un trío de rock acústico que se
come literalmente a la mejor
banda eléctrica. Y con una imagen que impone. Como sus congéneres americanos,
Fleet Foxes, Two
Gallants, Devendra Banhart, etc.: pinta total de últimos buscadores de la
Fiebre Del Oro. De hecho, el
misterio acerca de su origen hace que en todas partes los tomen por guiris y
les entren directamente en
inglés.
Boca-oreja, blog a blog. Mas de 80.000 entradas en su Myspace sin disco
publicado. La sensación casi
unánime en los foros de los festivales por los que han pasado (Sonorama, Dia
de la Música, Cultura
Quente, PalmFest, Ebrovisión, etc…). Y artículos de referencia en la prensa
generalista: El Mundo (El
efecto Vetusta) o El País, sobre una banda desconocida. Todo, en apenas ocho
meses, con el único
apoyo de Radio 3 y su mejor reclamo: su demoledor directo.
El más auténtico y salvaje que uno ha visto en años.
Y, claro, Second to none, la más insolente colección de genuinos singles
Tóxicos. De clásicos
atemporales encerrada en un disco. En uno de esos álbumes que uno ya ni se
imagina. Donde todo es nutritivo, emocionante. Canciones que disparan primero y preguntan luego. Co paisaje. De horizontes
lejanos y western crepuscular con rattlesnake incluida (Ouch) a la niebla
psicodelia de X’ed Out con esa hipnótica intro de tabla y sitar que en realidad es solo magia hecha co percusión y guitarra.
Riffs
inventivos, slides fogosos, ritmos cambiantes. Pop, swing, fox-trot,
rockabillly (the Truth) o el westernswing
de Dirge, con esa explosión claqué que indefectiblemente abre las bocas del
público: Aaahhhhh.
De brisas Beatles con estribillo californiano (Ballad of A) al eco soleado de
la Ventura Highway de
America que es Getaway. De melancolía folkie (Runaway) al fantástico solo de
flamenco californiano
que ilumina A tale of the west, un potencial superhit, candidato a Hotel
California contemporáneo. Es
decir, un disco inusual. Diferente y pletórico que hace palidecer a los grupos
americanos del momento.
Por Second to none, su debut oficial, desfilan antihéroes de Sin Perdon,
corazones desollados que
aguantan el tipo. Sirenas del desierto (Shiralee) y forajidos con alas.
Perdedores rebeldes (The truth),
spaghetti-westerns e historias aciagas (Muddy river). Clásicos bíblicos como
el bien y el mal, cara a cara
en pleno relativismo indie. Recuperando conceptos remotos como la autenticidad.
Sin ambages. A
pleno sol. Como el mítico predicador de la biblia. Como el jinete funesto en
The Unforgiven de John
Huston que anuncia la tragedia, las historias de Arizona Baby exhortan codigos
de honor cerrados. Ética
dura. ¿Recuerdas aquello de vuelve el hombre?. Pues eso. Pero en un álbum que
se sale. Por todas
partes. Canciones y emociones crudas.
Candidato a mejor disco del año.Con
permiso de sus amigos L.A..
Arriba las manos: esto es Arizona Baby.
J.Maria Rey