Chucho Valdés - Jazz Batá - 50º Voll-Damm Festival

Desde que en 2014 Chucho Valdés asumió el cargo de padrino del festival, tenían claro que cada año propondría una nueva aventura. Este 2018, en el año del centenario del nacimiento de su padre, Bebo, Chucho vuelve con una reformulación de uno de los proyectos más especiales de su carrera: el Jazz Batá que grabó en 1972 con Carlos del Puerto y Óscar Valdés, que incluía una canción llamada Irakere.

«Esto no es jazz ni es música cubana, esto es jazz loco», le dijeron más o menos a Chucho entonces (no ayudaba que una de las piezas se titulara Neurosis). Pues sí: es jazz loco en el sentido que va mucho más allá de las etiquetas, de los corsés, de los marcos mentales inflexibles. Era también entonces y lo es ahora un homenaje a Bebo, que ya antes había roto fronteras cuando puso los tambores batá en medio de una gran orquesta y creó el ritmo batanga. Y claro, ambos se encontraron con los intolerantes: por un lado, los que pensaban que era demasiado vulgar –«cosas de negros»– incorporar los batá a un discurso musical formal; por otro, los que no querían que los batá salieran del núcleo cerrado de la práctica religiosa. Bebo lo hizo estallar todo, y Chucho aún fue más allá que su padre con un trío que fue la semilla de una explosión nuclear que se llamó Irakere.

Para celebrar la 50 edición del Voll-Damm Festival, Chucho vuelve al Palau con Jazz Batá, pero ahora en formato cuarteto, con dos de los percusionistas más brillantes del mundo –Yaroldi Abreu y Abraham Mansfarroll Rodríguez– y el contrabajista Yelsy Heredia, y música que, explica Chucho, será casi toda nueva: «Esto va a ser mejor todavía.» Prepárense, que la aventura continúa.