Justo en el momento en el que “amablemente” (según la percepción de una persona con contracciones cada tres minutos) se le comunica a la comadrona que se meta por donde le quepa el plan de parto donde habías indicado que con un balón de Pilates, un masajito en los pies y una lista de Spotify de título “Día D” era suficiente para parir, te das cuenta de que vas a necesitar muchas patatas para comerte todo lo que has afirmado categóricamente desde hace años sobre la maternidad, incluido el hashtag #laepiduralesdecobardes.

Porque, ya hago el spoiler ahora para los no iniciados, acabarás buscando la risa fácil del bebé con voz de pitufo después de inhalar helio, hablarás de colores y texturas de cacas, celebraras los eructos, marcarás los horarios de tus amigos “porque al niño le toca comer, dormir o llorar a moco tendido” y en algún momento alguien te avisará de que has abierto la puerta al pizzero con una teta al aire sin que hubiera una apuesta de por medio.

Tanto si eres de los que tenían asumido que renunciarías a tu vida de ocio como si defendías el derecho a seguir disfrutando sin bebé, es mejor que vayas redactando las enmiendas a tus principios. En el primer caso, desearás tener momentos para ti y, en el segundo… que sí, que vale, ¿de verdad pensabas que todo seguiría igual?

Pero no dejemos que las hormonas del postparto nos conviertan en mamás de mirada loca y salgamos un poco de casa, que de ocio también se puede vivir hasta con bebés.

Tu animal favorito: El canguro

Ya no es el pingüino, ya no es la capibara, ya no es el bebé panda que estornuda. Ahora, tu animal favorito es el canguro. Los abuelos son los mejores como norma general, pero no siempre se tienen. Así pues, toca pedir favores o gastarse pasta. Hay quien se lleva los bebés a todas partes por alguna razón que en el mundo de los padres que molan de verdad encaja perfectamente (¡qué envidia!) y los que necesitan las dos manos para saborear un menú degustación de un restaurante o todos los sentidos para sumergirse en la última de Haneke en el cine. De repente, no solo se aprende a hacer de madre, sino a pelotear como nadie y a cuidar canguros.

El pacto

Cuando se tiene un bebé se canta mucho y se tira de recopilatorios de youtube en los que adultos vestidos con gorras al revés y tirantes con dibujos cantan los hitazos de cuando nosotros éramos pequeños. Las primeras mil horas pasan bastante bien hasta que llega el momento en que descubres que puedes llegar a un pacto. Es pura supervivencia. Es entonces cuando en el coche empiezas a escuchar los CD de la colección Rockabye Baby! Se trata de versiones en forma de nana de grupos como Nirvana, Iron Maiden, Beatles, Depeche Mode, Queen o cantantes como Bruce Springsteen, Elvis Presley o Elton John. Músicos que a uno le gustan pasados por el estilo Pascal Comelade que triunfa en el mundillo beberil. Lo mismo pasa con los festivales: ¿por qué renunciar al Primavera Sound o al Sónar? Siempre puedes asistir a la versión infantil de cada uno de ellos, es decir, al Minimúsica y al Sónar kids. Poca broma, porque es una forma de escuchar conjuntos a cuyos conciertos hace un tiempo íbamos como Mishima, Manel o Love of Lesbian, pero sin aglomeraciones. Finalmente, algún domingo a las 11 h, en el Apolo de Barcelona abren las puertas a disfrutar el rock en familia. Grupos caracterizados como los originales ofrecen conciertos de Kiss o Guns N’Roses.

Una foto publicada por Cactuz (@supercactuz) el

Casi como en los viejos tiempos

Y llegó Netflix y HBO y las madres del mundo tuvieron la feliz opción de dormirse en el sofá con la serie del momento o la película que más les apetecía ver del mundo de fondo. De todos modos, el visionado de un film en una sala, se echa de menos. Solo se necesita un canguro para poder encerrarse en un cine un par o tres de horas. Claro que, por primera vez, te ponen de los nervios los tráilers que suman minutos a los 120 que dura la proyección, porque esto no lo calculaste cuando hablaste con el canguro y ahora se tendrá que quedar más y… Y, sí, miras el whatsapp unas cuantas veces por si ha pasado algo y notas que te conviertes en aquellas personas que antes odiabas porque no sabían ni cerrar el móvil el rato de la película. Estás a punto de rendirte, pero los cines Maldá de Bacelona salen al rescate. Dos sábados al mes, a las 12h, hacen sesiones de cine en familia. Dejan entrar a adultos (padres, madres, tíos, abuelos…) con bebés, y proyectan una película para los mayores aún en cartel. Solo hay un problema: no está bien visto mandar callar a los espectadores.

Una foto publicada por Nita Astrid (@nitastrid) el

La suerte

La ley que prohíbe fumar en bares y restaurantes facilita muchísimo poder salir a tomar algo o a comer fuera, ya que puedes ir con el bebé. Claro que es más difícil de lo que parece. Debes lograr que quepa un cochecito y que al niño no le de por llorar. Si no, siempre están los locales que recomienda Mavi Villatoro de Mammaprof, adaptados para ir con bebés.

Una foto publicada por CFW by Mammaproof (@cfw.mammaproof) el

Un buen plan

Llega un día en el que se te presenta un súper plan, tienes canguro y el niño no tiene fiebre. Será el evento del año y tú podrás ir. Te vistes, te maquillas (sí, hubo una vez en la que te ponías rimmel), le das las cuatro indicaciones y muchas veces gracias al cuidador. Quizás será una gran noche, pero una vez pones los pies en la calle, tu cuerpo te lleva en dirección contraria, a tu casa. Quieres dormir y, por fin, podrás.

¿Existen bebés que duermen mucho por la noche? Sí, pero son hijos de autónomas que aprovechan estos momentos para trabajar porque al día le han quitado, de repente, horas.

El consejo

Si estás pensando tener hijos ten en cuenta que todo el mundo dominará de tu maternidad y te dará consejos sobre lo que tú está clarísimo que deberías hacer también con tu ocio (vamos, lo que estoy haciendo yo ahora). Recuerda no dejártelo olvidado en un pasillo del súper; que si sales de fiesta, a tus amigas sin hijos les da absolutamente igual si ha comido de una teta o de las dos, que ahora podrás seguir la gala de los Oscar en directo, que los museos son un lugar ideal para pasear carritos de bebes, que se echará a llorar justo cuando te sirvan el primer plato en un restaurante y que es mejor evitar las hamburguesas que se desmontan por abajo (o sea, todas) si no quieres tener que lamer la cabeza de tu hijo. Y, sobretodo, sé previsora y hazte la láser.

 

Porque, ya hago el spoiler ahora para los no iniciados, acabarás buscando la risa fácil del bebé con voz de pitufo después de inhalar helio, hablarás de colores y texturas de cacas, celebraras los eructos, marcarás los horarios de tus amigos “porque al niño le toca comer, dormir o llorar a moco tendido” y en algún momento alguien te avisará de que has abierto la puerta al pizzero con una teta al aire sin que hubiera una apuesta de por medio.

Tanto si eres de los que tenían asumido que renunciarías a tu vida de ocio como si defendías el derecho a seguir disfrutando sin bebé, es mejor que vayas redactando las enmiendas a tus principios. En el primer caso, desearás tener momentos para ti y, en el segundo… que sí, que vale, ¿de verdad pensabas que todo seguiría igual?

Pero no dejemos que las hormonas del postparto nos conviertan en mamás de mirada loca y salgamos un poco de casa, que de ocio también se puede vivir hasta con bebés.

Tu animal favorito: El canguro

Ya no es el pingüino, ya no es la capibara, ya no es el bebé panda que estornuda. Ahora, tu animal favorito es el canguro. Los abuelos son los mejores como norma general, pero no siempre se tienen. Así pues, toca pedir favores o gastarse pasta. Hay quien se lleva los bebés a todas partes por alguna razón que en el mundo de los padres que molan de verdad encaja perfectamente (¡qué envidia!) y los que necesitan las dos manos para saborear un menú degustación de un restaurante o todos los sentidos para sumergirse en la última de Haneke en el cine. De repente, no solo se aprende a hacer de madre, sino a pelotear como nadie y a cuidar canguros.

El pacto

Cuando se tiene un bebé se canta mucho y se tira de recopilatorios de youtube en los que adultos vestidos con gorras al revés y tirantes con dibujos cantan los hitazos de cuando nosotros éramos pequeños. Las primeras mil horas pasan bastante bien hasta que llega el momento en que descubres que puedes llegar a un pacto. Es pura supervivencia. Es entonces cuando en el coche empiezas a escuchar los CD de la colección Rockabye Baby! Se trata de versiones en forma de nana de grupos como Nirvana, Iron Maiden, Beatles, Depeche Mode, Queen o cantantes como Bruce Springsteen, Elvis Presley o Elton John. Músicos que a uno le gustan pasados por el estilo Pascal Comelade que triunfa en el mundillo beberil. Lo mismo pasa con los festivales: ¿por qué renunciar al Primavera Sound o al Sónar? Siempre puedes asistir a la versión infantil de cada uno de ellos, es decir, al Minimúsica y al Sónar kids. Poca broma, porque es una forma de escuchar conjuntos a cuyos conciertos hace un tiempo íbamos como Mishima, Manel o Love of Lesbian, pero sin aglomeraciones. Finalmente, algún domingo a las 11 h, en el Apolo de Barcelona abren las puertas a disfrutar el rock en familia. Grupos caracterizados como los originales ofrecen conciertos de Kiss o Guns N’Roses.

Una foto publicada por Cactuz (@supercactuz) el

Casi como en los viejos tiempos

Y llegó Netflix y HBO y las madres del mundo tuvieron la feliz opción de dormirse en el sofá con la serie del momento o la película que más les apetecía ver del mundo de fondo. De todos modos, el visionado de un film en una sala, se echa de menos. Solo se necesita un canguro para poder encerrarse en un cine un par o tres de horas. Claro que, por primera vez, te ponen de los nervios los tráilers que suman minutos a los 120 que dura la proyección, porque esto no lo calculaste cuando hablaste con el canguro y ahora se tendrá que quedar más y… Y, sí, miras el whatsapp unas cuantas veces por si ha pasado algo y notas que te conviertes en aquellas personas que antes odiabas porque no sabían ni cerrar el móvil el rato de la película. Estás a punto de rendirte, pero los cines Maldá de Bacelona salen al rescate. Dos sábados al mes, a las 12h, hacen sesiones de cine en familia. Dejan entrar a adultos (padres, madres, tíos, abuelos…) con bebés, y proyectan una película para los mayores aún en cartel. Solo hay un problema: no está bien visto mandar callar a los espectadores.

Una foto publicada por Nita Astrid (@nitastrid) el

La suerte

La ley que prohíbe fumar en bares y restaurantes facilita muchísimo poder salir a tomar algo o a comer fuera, ya que puedes ir con el bebé. Claro que es más difícil de lo que parece. Debes lograr que quepa un cochecito y que al niño no le de por llorar. Si no, siempre están los locales que recomienda Mavi Villatoro de Mammaprof, adaptados para ir con bebés.

Una foto publicada por CFW by Mammaproof (@cfw.mammaproof) el

Un buen plan

Llega un día en el que se te presenta un súper plan, tienes canguro y el niño no tiene fiebre. Será el evento del año y tú podrás ir. Te vistes, te maquillas (sí, hubo una vez en la que te ponías rimmel), le das las cuatro indicaciones y muchas veces gracias al cuidador. Quizás será una gran noche, pero una vez pones los pies en la calle, tu cuerpo te lleva en dirección contraria, a tu casa. Quieres dormir y, por fin, podrás.

¿Existen bebés que duermen mucho por la noche? Sí, pero son hijos de autónomas que aprovechan estos momentos para trabajar porque al día le han quitado, de repente, horas.

El consejo

Si estás pensando tener hijos ten en cuenta que todo el mundo dominará de tu maternidad y te dará consejos sobre lo que tú está clarísimo que deberías hacer también con tu ocio (vamos, lo que estoy haciendo yo ahora). Recuerda no dejártelo olvidado en un pasillo del súper; que si sales de fiesta, a tus amigas sin hijos les da absolutamente igual si ha comido de una teta o de las dos, que ahora podrás seguir la gala de los Oscar en directo, que los museos son un lugar ideal para pasear carritos de bebes, que se echará a llorar justo cuando te sirvan el primer plato en un restaurante y que es mejor evitar las hamburguesas que se desmontan por abajo (o sea, todas) si no quieres tener que lamer la cabeza de tu hijo. Y, sobretodo, sé previsora y hazte la láser.

 

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Solo llego puntal cuando voy al cine, no sé resistirme a un mal plan y soy tan inútil orientándome que me perdería en mi propio museo. Espero que algún día declaren las patatas chips pilar de la dieta mediterránea. Me acompaña un ratón vaquero de nombre Cowmouse.