“[…] que exista este azul hace que mi vida sea excepcional por haberlo visto”.

Extracto del ensayo Bluets, de Maggie Nelson.

El gran azul tiene algo que nos conmueve y relaja, que nos fascina. Pero solo el azul de la Costa Cálida se revela en los rincones más insospechados: en la puerta de ese barrio de pescadores de Mazarrón, en las playas de Calblanque o incluso en el vino. ¿En el vino? Solo podrás descubrirlo cuando te sumerjas en la Bodega Submarina Verónica, en Águilas. A 40 metros de profundidad madura un vino excepcional a degustar en dos barcos, el “Don Pancho” y “Visión Submarina” – no os decimos más -. El turismo azul en Águilas no se concibe sin sus cielos, al amanecer y de noche, cuando las constelaciones también vienen a bañarse. 

Turismo Marinero

Una barca se abre paso entre la Reserva Marina de Cabo de Palos, donde las sirenas vienen a charlar y los barcos hundidos aguardan nuevas inmersiones para los amantes del buceo. National Geographic no podía estar equivocado cuando nombró a esta reserva uno de los 20 mejores lugares del mundo. ¿Quién te dijo que el paddle surf podía ser una herramienta de autoconocimiento? Solo prueba a dejarte caer con tu tabla por sus calas para descubrir los secretos que el Mediterráneo aquí susurra como en ningún otro lado. Y caminar 10.000 pasos por Cabo de Palos, los azules se pegan al pareo y corres, montas a caballo en la ‘golden hour’. 

Deporte Náutico. Cabo de Palos Cartagena

El oro vespertino te ayudará a encontrar los botines sumergidos de Cartagena que hoy respiran en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática. O mejor, sucumbir a una sesión de coastering (o senderismo costero) por La Azohía o Isla Plana a fin de encontrar tu propio tesoro. El dios Baco se quedó bebiendo bajo el mar pero a Neptuno lo encontramos en su cueva de El Portús y quizás le pillemos tomando Licor 43. Él paga una ronda y te dirá los mejores chiringuitos donde saborear la hoja de limón de los paparajotes y reconciliarte con el buen comer con una explosión de sabor al probar un matrimonio murciano de anchoa y boquerón.

Cuando regreses del pasado, te estará esperando una alfombra mágica en el Mar Menor. Así es el eFoil, una tabla de surf eléctrica propulsada por un motor oculto en el mar. Lo mejor para llegar donde quieras, descubrir que todas las épocas aquí son azules. Saltar de mar en mar y no encontrar ocas pero sí flamencos, pedalear sobre las mareas, y subirse a la ballena que una vez quedó atrapada en ese mural de arte urbano del pueblo de Los Alcázares

Paddle surf Región de Murcia

El verano en la Costa Cálida tiene algo de retro, como los estíos de la infancia entre mesas de playa y tapers de tortilla. Una postal donde también caben los secretos de Mazarrón, sus salazones irresistibles y las Gredas de Bolnuevo, esculturas naturales nacidas de los caprichos del mar hace miles de años. Catar la espirulina en San Javier y sus restaurantes del futuro, mancharse de lodo en San Pedro del Pinatar y sanar algo más. No importa adonde vayas, en la Región de Murcia el azul te sigue a todas partes y hace que nuestra vida sea algo excepcional sólo por haberlo descubierto.

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Alicantino de nacimiento, amante de cualquier lugar con mínimas de 25ºC. Mi debilidad es escribir en cafés secretos, tengo curry en las venas y una palmera tatuada (tiene su miga, aunque no lo parezca). Una vez gané un premio en Japón.