Seguro que más de uno se pregunta si tiene sentido celebrar estos días o son inventos comerciales para vender corbatas, pañuelos y entradas de teatro.

Pues siento decepcionar a los escépticos, pero nada más lejos de la realidad. Esta celebración nació en 1909 en Estados Unidos, fruto de la gratitud sincera de una hija hacia su padre, un veterano de guerra llamado Henry Jackson Smart cuya esposa falleció al dar a luz a su sexto hijo. Él cuidó y educó a sus hijos sin ayuda en una granja del estado de Washington y a su hija se le ocurrió la idea de celebrar el Día del Padre mientras escuchaba un sermón del Día de la Madre

Padre e hijo

La idea de instituir un Día del Padre fue ganando aceptación poco a poco hasta que 1924 el presidente Calvin Coolidge apoyó la idea de establecer un día nacional del padre, y en 1966 se instauró definitivamente el tercer domingo de junio como el Día del Padre en Estados Unidos. En España, en cambio se celebró por primera vez el día de San José en 1948, cuando Manuela Vicente Ferrero, una maestra de barrio de los suburbios de Madrid, decidió celebrar por primera vez el Día del Padre con sus alumnas, y eligió el día en homenaje al padre putativo de Jesús de Nazaret.

Y así como “madre no hay más que una” en el caso de los padres aceptamos padrastos, tíos, abuelos, incluso profesores o entrenadores, siempre que ejerzan la figura de mentor, maestro Jedi o referente en la vida de alguien. De hecho, en España se celebra esta fiesta el día de San José, como homenaje a un padre putativo y no biológico, así que está claro que el título de padre no solo cae por naturaleza, sino que es un cargo que se gana, se ejerce y se merece.

En cualquier caso, lo importante este día es rendir homenaje a los padres que se lo hayan ganado. Y este año, además, especialmente dedicado a todos los padres que se han ido antes de tiempo. 

A los que los hayáis perdido: hoy va por vosotros. Y a los que no: aprovechemos al nuestro mientras lo tengamos, antes de que tengamos que echarlo de menos.

Bienvenidas corbatas, entradas de teatro o la forma que cada uno quiera darle al amor filial.

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No te tomes tan en serio, nadie más lo hace.