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El día en que conocí a Lope, me embarqué con Colón y presencié el milagro de Sorbaces

Puy du Fou, o cómo viajar mil trescientos años en un día

Puy du fou EspañaPuy du fou España

Yo ya sabía que Puy du Fou España era algo muy espectacular. Había escuchado testimonios de todo tipo sobre lo maravilloso de la producción, los decorados, las historias, los actores y los espectáculos que dan vida a un parque temático que es mucho más que diversión. Ellos dicen que lo que pretenden es emocionar, pero yo creo que lo que ocurre allí va mucho más allá.

Vaya por delante que no soy fácil de impresionar; que soy del gremio y siempre me fijo en los hilos del guiñol, en los trucos de ilusionismo y en los fallos de raccord. La típica aguafiestas, vaya. La que te dice: “naaah, eso es un efecto óptico” cuando tú estás disfrutando como nadie creyendo que alguien está volando de verdad.

El Misterio de Sorbaces
El Misterio de Sorbaces

Pero es que lo de este Parque no es normal. Cada estreno supera cualquier expectativa y hace que hasta el más escéptico vuelva a creer. Yo asistí a la presentación de El Misterio de Sorbaces y creo que no fui capaz de cerrar la boca en la media hora que dura el espectáculo. Una historia conmovedora, unos actores a los que querrías abrazar al salir y una puesta en escena que te sorprende a cada minuto. Si hay algo que me impresionó mucho es que la historia se desarrolla a campo abierto y en cualquier momento aparecen nuevos personajes desde lo alto de la colina, detrás de un matorral o galopando a lo lejos para intervenir en escena. Mención especial para el despliegue de acrobacias a caballo, una locura de volteo a cargo de increíbles jinetes y amazonas que te hacen exclamar y aplaudir sin parar.

El Misterio de Sorbaces
El Misterio de Sorbaces

Al final ocurre otra cosa muy impresionante que no os voy a contar para no hacer spoiler, pero que hay que ver para creer. De hecho, tienes la sensación a cada momento de que a alguien se le ha ido de las manos la puesta en escena, porque cada vez que crees que no puede pasar nada más, pasa algo. De verdad, id y comprobadlo vosotros. Yo, hasta aquí puedo escribir.

Otro espectáculo imperdible es A Pluma y Espada, con un Lope de Vega de lengua afilada y ritmo desenfrenado que recita, salta, baila y hasta vuela entre impresionantes decorados que entran, salen, giran y se llenan de agua para que no dejes de sorprenderte. Diría que de mis favoritos, aunque es difícil decidirse cuando todo es de tan alto nivel.

A Pluma y Espada
A Pluma y Espada

Fuera de serie es la puesta en escena y el escenario 360º de El Último Cantar, en el que sigues los pasos del mismísimo Cid a galope y sientes cómo, a cada nueva vuelta de tuerca, la fuerza de la historia se mete por tus venas y te hace querer saber más, sumergiéndote sin remedio en la dureza de una época en la que el honor tenía más valor que la propia vida.

El Último Cantar
El Último Cantar

Pero si me permitís una confesión personal, os diré que lo que más me emocionó, no sé si por el aura legendaria que encierra la historia en sí, o por la magistral ejecución, repetiría sin dudar el espectáculo Allende la Mar Océana. Un pasaje inmersivo en el que descubres, navegas, sufres y sientes, cual marinero partiendo a la aventura de las Indias, los secretos de la expedición más famosa de todos los tiempos.

Allende la Mar Océana
Allende la Mar Océana

Es un recorrido precioso lleno de mil detalles que te pone la piel de gallina, en el que puedes colarte en las estancias de palacio para escuchar en directo la aprobación de la Reina Isabel a la temeraria expedición de Colón y acto seguido mojarte (literalmente) y sufrir la dureza de la travesía como un polizón a bordo de la Santa María. Os prometo que me estremecí al llegar a tierra firme y notar la luz y el calor del sol, como si acabara de descubrir el Nuevo Mundo en ese mismo instante.

Allende la Mar Océana
Allende la Mar Océana

Todavía quedan cosas por contar pero no hace falta que lo sepáis todo. Lo mejor es dejarse llevar, disfrutar, sumergirse en cada época y dejarse sorprender por lo inesperado. Porque Puy du Fou es eso. La maravilla del asombro constante a través del tiempo y de los tiempos. Yo viajé más de mil trescientos años en un día. Pero volveré, y prometo contaros más.

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No te tomes tan en serio, nadie más lo hace.