Músico, ilustrador, instagramer, snapchater y excelente modelo de moñitos ocasional. Seguimos el itinerario que marcan las letras de este hombre de mil talentos para descubrir lugares eléctricos, rutas salvajes y rincones celestes llenos de magia.

Él dice que solo es un tipo que cuenta historias a través de la música. Yo digo que es mucho más. Carlos Sadness cuenta historias y con ellas construye universos. Hoy nos sentamos con él para que nos sople sus secretos y nos guíe por los recovecos de sus canciones. Preparados, listos, play!

Barcelona nunca se cansa

“Casi siempre he vivido alrededor de Montjuic. Es mi lugar favorito de la ciudad porque es salvaje y porque mira al mar apoyado en Barcelona. Ahora vivo en el Eixample y de aquí me gustan sus fachadas. Cada vez que paseas descubres un tesoro. Barcelona no se cansa de molar”.

Lugares donde sentir la electricidad

“El Parque de Atracciones Tibidabo (Pl. del Tibidabo, 2-4 – Barcelona), o la Torre de Collserola (Crta de Vallvidrera – Barcelona) son lugares eléctricos donde conectar con la ciudad. Y en el centro, la calle de Guifré, en el Raval, que tiene un corazón iluminado sobre tiendas de verduras regentadas por pakistaníes. Creo que cruza con Joaquim Costa, que es otra calle eléctrica”.

Un sitio para oír el viento

“Antes de llegar a Francia por carretera, hay un desvío hacia Bielsa, y desde ahí se sube al que, para mí, es el pulmón de Monteperdido. Cuando acaba la carretera puedes seguir andando y adentrarte en un bosque que de octubre a marzo está casi pelado. Una vez dentro, miras hacia arriba y ves cómo las ramas de los árboles chocan entre ellas y hacen un ritmo líquido que nunca se repite de la misma forma. Ese es el idioma del viento interpretado por los árboles. El mejor que he encontrado nunca”.

Carlos Sadness

El camino hacia las perseidas

“Mi sitio favorito para cazar perseidas es el lugar donde las vi por primera vez: un pilón que hay en lo alto de una modesta sierra de Huesca. En esta provincia casi no hay contaminación lumínica y los pueblos están lo suficientemente separados entre sí como para ver las Perseidas olvidándote de cualquier farola”.

Un lugar donde el bikini luce mejor

“Todo el mundo se vuelve un poco más guapo en la Costa Brava, sobre esa arena más oscura y gruesa. Parte del video de Bikini lo grabamos en S’Agaró”.

Un bar donde saborear piñas coladas

“Puede que los mejores cocktails estén en el Milano (Ronda Universitat, 35 – Barcelona), ese lugar entre siniestro y rancio en el que te puedes cruzar con rusos borrachos o con celebrities de la televisión catalana. Tiene rollo”.

El escondide de un esquimal

“Un esquimal se resguardaría en el Tibidabo porque, vayas cuando vayas, siempre hace un poco más de frío y en verano hasta puedes ponerte chaqueta. Desde allí hay una vista impagable de Barcelona. Me gusta subir de vez en cuando, a ver si todo está en su sitio”.

Un sitio para estar en invierno tomando el sol

“El invierno pasado tomé el sol en República Dominicana, pero también se puede hacer en las Baleares. Me gusta Ibiza en invierno. Los bares con terraza de Santa Inés. Es una isla genial para buscar el sol de invierno”.

Un rincón para que nadie sepa tus coordenadas

“No soy muy celoso de los lugares, pero hay una casa mágica desde donde ver las estrellas, en una sierra que sigue el cauce del tímido río Alcubierre. Ese es uno de los lugares espirituales de mi vida, como la arboleda del campo o la estatua de la Tía Tonina perdida en el monte. Esos sitios no están en ninguna guía turística. Forman parte de mi mapa personal”.

El restaurante favorito de Miss Honolulu

“Seguramente en el que mejor salgan los selfies. Imagino que la terraza del Makamaka (Passeig de Joan Borbó, 76 – Barcelona) o la entrada botánica de El Nacional (Passeig de Gràcia, 24 – Barcelona) son ideales para su Instagram. Luego habrá que ver si lo que se pide no rompe la gama de su timeline”.

Un sitio desde donde ver despegar el Sputnik con los amigos

“Me gusta hacer reuniones en El Velódromo (Muntaner, 213 – Barcelona), aunque ahora no caigo en si hay una buena televisión para ver el despegue. Alguna vez, cuando ha habido un clásico que querían ver los de la banda, he acabado en bares rarísimos de ciudades perdidas y tiene su rollo”.

Cuatro viajes para cuatro amigos

“Con Santi Balmes estaría bien hacer una cata de cosas raras en Japón. Escribiríamos un diccionario de sabores exóticos muy digno. Me gustaría que Iván Ferreiro me enseñase algo de su tierra (Galicia), que casi no conozco y, sin embargo, me atrapa cada vez que voy. Zahara se debe pilotar el jaleo madrileño, así que con ella me dejaría guiar, pero creo que somos poco fiesteros ambos. Bebe sería una guía guay en Latinoamérica. Me la imagino bebiendo un cocktail de culebras”. Carlos Sadness

Un descubrimiento de gira

“En las rutas desde Barcelona hacia el interior, siempre paro a comer en Cebrián (Jorge Guillén, 2-4-6 – Zaragoza), una hamburguesería donde todo está rico y ya nos tienen algo fichados. La verdad es que el turismo en las giras es muy complicado. A la mañana siguiente de mi último concierto en Donostia, antes de salir hacia Castellón, quise subir aunque fuera un minuto a Igueldo. Sentía que si no iba a buscar esas vistas, era como no haber estado allí”.

Una sala donde ver los conciertos de otros

“En Barcelona me gusta ver conciertos en el Apolo (Nou de la Rambla, 113), pero reconozco que en Razzmatazz he visto mejores bandas, claro que más lejos y con más gente”.

Sí, me corto el pelo (a veces)

“Cuando me corto el pelo voy a una pequeña peluquería que se llama Ébano (Aribau, 250). Siempre que voy le digo a mi peluquera: ‘Hoy cortamos ya corto, ¿no?’.  Y me dice: ‘¡No Carlos! ¡Aún no!’. Así que esta melena es más su culpa que la mía”.

Carlos Sadness 01
Fotos: Ham Producciones

 

Él dice que solo es un tipo que cuenta historias a través de la música. Yo digo que es mucho más. Carlos Sadness cuenta historias y con ellas construye universos. Hoy nos sentamos con él para que nos sople sus secretos y nos guíe por los recovecos de sus canciones. Preparados, listos, play!

Barcelona nunca se cansa

“Casi siempre he vivido alrededor de Montjuic. Es mi lugar favorito de la ciudad porque es salvaje y porque mira al mar apoyado en Barcelona. Ahora vivo en el Eixample y de aquí me gustan sus fachadas. Cada vez que paseas descubres un tesoro. Barcelona no se cansa de molar”.

Lugares donde sentir la electricidad

“El Parque de Atracciones Tibidabo (Pl. del Tibidabo, 2-4 – Barcelona), o la Torre de Collserola (Crta de Vallvidrera – Barcelona) son lugares eléctricos donde conectar con la ciudad. Y en el centro, la calle de Guifré, en el Raval, que tiene un corazón iluminado sobre tiendas de verduras regentadas por pakistaníes. Creo que cruza con Joaquim Costa, que es otra calle eléctrica”.

Un sitio para oír el viento

“Antes de llegar a Francia por carretera, hay un desvío hacia Bielsa, y desde ahí se sube al que, para mí, es el pulmón de Monteperdido. Cuando acaba la carretera puedes seguir andando y adentrarte en un bosque que de octubre a marzo está casi pelado. Una vez dentro, miras hacia arriba y ves cómo las ramas de los árboles chocan entre ellas y hacen un ritmo líquido que nunca se repite de la misma forma. Ese es el idioma del viento interpretado por los árboles. El mejor que he encontrado nunca”.

Carlos Sadness

El camino hacia las perseidas

“Mi sitio favorito para cazar perseidas es el lugar donde las vi por primera vez: un pilón que hay en lo alto de una modesta sierra de Huesca. En esta provincia casi no hay contaminación lumínica y los pueblos están lo suficientemente separados entre sí como para ver las Perseidas olvidándote de cualquier farola”.

Un lugar donde el bikini luce mejor

“Todo el mundo se vuelve un poco más guapo en la Costa Brava, sobre esa arena más oscura y gruesa. Parte del video de Bikini lo grabamos en S’Agaró”.

Un bar donde saborear piñas coladas

“Puede que los mejores cocktails estén en el Milano (Ronda Universitat, 35 – Barcelona), ese lugar entre siniestro y rancio en el que te puedes cruzar con rusos borrachos o con celebrities de la televisión catalana. Tiene rollo”.

El escondide de un esquimal

“Un esquimal se resguardaría en el Tibidabo porque, vayas cuando vayas, siempre hace un poco más de frío y en verano hasta puedes ponerte chaqueta. Desde allí hay una vista impagable de Barcelona. Me gusta subir de vez en cuando, a ver si todo está en su sitio”.

Un sitio para estar en invierno tomando el sol

“El invierno pasado tomé el sol en República Dominicana, pero también se puede hacer en las Baleares. Me gusta Ibiza en invierno. Los bares con terraza de Santa Inés. Es una isla genial para buscar el sol de invierno”.

Un rincón para que nadie sepa tus coordenadas

“No soy muy celoso de los lugares, pero hay una casa mágica desde donde ver las estrellas, en una sierra que sigue el cauce del tímido río Alcubierre. Ese es uno de los lugares espirituales de mi vida, como la arboleda del campo o la estatua de la Tía Tonina perdida en el monte. Esos sitios no están en ninguna guía turística. Forman parte de mi mapa personal”.

El restaurante favorito de Miss Honolulu

“Seguramente en el que mejor salgan los selfies. Imagino que la terraza del Makamaka (Passeig de Joan Borbó, 76 – Barcelona) o la entrada botánica de El Nacional (Passeig de Gràcia, 24 – Barcelona) son ideales para su Instagram. Luego habrá que ver si lo que se pide no rompe la gama de su timeline”.

Un sitio desde donde ver despegar el Sputnik con los amigos

“Me gusta hacer reuniones en El Velódromo (Muntaner, 213 – Barcelona), aunque ahora no caigo en si hay una buena televisión para ver el despegue. Alguna vez, cuando ha habido un clásico que querían ver los de la banda, he acabado en bares rarísimos de ciudades perdidas y tiene su rollo”.

Cuatro viajes para cuatro amigos

“Con Santi Balmes estaría bien hacer una cata de cosas raras en Japón. Escribiríamos un diccionario de sabores exóticos muy digno. Me gustaría que Iván Ferreiro me enseñase algo de su tierra (Galicia), que casi no conozco y, sin embargo, me atrapa cada vez que voy. Zahara se debe pilotar el jaleo madrileño, así que con ella me dejaría guiar, pero creo que somos poco fiesteros ambos. Bebe sería una guía guay en Latinoamérica. Me la imagino bebiendo un cocktail de culebras”. Carlos Sadness

Un descubrimiento de gira

“En las rutas desde Barcelona hacia el interior, siempre paro a comer en Cebrián (Jorge Guillén, 2-4-6 – Zaragoza), una hamburguesería donde todo está rico y ya nos tienen algo fichados. La verdad es que el turismo en las giras es muy complicado. A la mañana siguiente de mi último concierto en Donostia, antes de salir hacia Castellón, quise subir aunque fuera un minuto a Igueldo. Sentía que si no iba a buscar esas vistas, era como no haber estado allí”.

Una sala donde ver los conciertos de otros

“En Barcelona me gusta ver conciertos en el Apolo (Nou de la Rambla, 113), pero reconozco que en Razzmatazz he visto mejores bandas, claro que más lejos y con más gente”.

Sí, me corto el pelo (a veces)

“Cuando me corto el pelo voy a una pequeña peluquería que se llama Ébano (Aribau, 250). Siempre que voy le digo a mi peluquera: ‘Hoy cortamos ya corto, ¿no?’.  Y me dice: ‘¡No Carlos! ¡Aún no!’. Así que esta melena es más su culpa que la mía”.

Carlos Sadness 01
Fotos: Ham Producciones

 

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Creativa publicitaria por el día, lavo mi conciencia en internet por las noches. Siempre preparada para montar en un tren, avión o caballito humano en busca de nuevas vistas y buen comer.