Noche de fin de año. Una noche para estar en familia y celebrar en armonía la llegada de un nuevo año. Como diría Nacho Cano, hacemos el balance de lo bueno y malo, cinco minutos antes de la cuenta atrás.
Y en ese momento de reflexión, de pedir deseos, de grandes esperanzas, uno se pregunta: ¿todos podemos soñar en grande? ¿O en realidad los sueños, son solo para algunos elegidos?
Los Guerrero Fernández son una familia de un barrio obrero, tienen todo a punto para las campanadas y una vez más esperan que con el cambio de año aparezca una nueva oportunidad que de un giro definitivo a su suerte. Así empieza Lo Nuestro, la ópera prima de Eu Manzanares; fresca, honesta, agridulce y divertida que se ha ganado un puesto como una de las mejores obras de la temporada.
La autora también es de familia humilde, y a lo largo de toda la obra se permite mostrar a calzón quitado esa reivindicación de clase, del que sabe que necesita contar con un extra de suerte, un extra de esfuerzo y de constancia para conseguir algo en la vida cuando sales con desventaja.
En Lo Nuestro se respira un sentido profundo de dignidad. Porque la gente humilde es, ante todo, digna, y con carácter. Como esta comedia, que no es victimista ni paternalista, sino que muestra con mucho sentido del humor un problema social que nos hace, cuanto menos cuestionar, nuestro modelo neocapitalista.
La Directora, Mercè Vila, también imprime un sello propio a la representación, y sabe guiar a cada uno de los personajes para hacerlos únicos y entrañables, al más puro estilo del neorrealismo italiano, con sus excesos y sus miserias, dejando al descubierto ese carácter irremediablemente mediterraneo, sin filtros. Un tono de comedia muy bien logrado, huyendo sabiamente de ese otro tipo de costumbrismo deprimente que tiende al melodrama. Miseria sí, culebrón no.
El formato del Aquitània Teatre favorece un clima de intimidad y cercanía con los actores que hace que te sumerjas literalmente en la historia. Si quieres que a ti también te atrape la espontaneidad y naturalidad de la vida misma, tendrás que comprar tu entrada.
