¿Sabes de quién es la frase “Es difícil ponerle una correa a un perro una vez que le has puesto una corona en la cabeza” ? Yo no lo supe hasta que eché mano de Google y descubrí que fue Tyrion Lannister, en cuyos labios puso George R. R. Martin estas palabras en su célebre Canción de Hielo y Fuego

Tampoco sabía que un montón de frases pertenecientes a Juego de Tronos, Gladiator y Troya, tenían en común haberse dicho en Malta, un escenario de cine con más de 7.000 años de antigüedad. Eso sí que es ser viejo, ¡7.000 años!

Después de invertir varios días buscando documentación para disfrutar de un verano de verdad, dejadme que os diga por qué este verano va a ser más verano que nunca.

Mdina
Mdina

Porque Malta es sinónimo de abierto en vacaciones.

Malta, Gozo o Comino son tres islas que no aparecían en Google sólo por ser los escenarios predilectos para el postureo de actores, actrices e instagramers, que también, sino que figuraban como el primer pais de la Unión Europea que ha conseguido alcanzar la inmunidad de rebaño.

Con este dato en la cabeza es fácil entender que Malta, este verano más que nunca, es sinónimo de abierto en vacaciones. Así que me animé y seguí googleando con todavía más ganas de vivir un verano de verdad ¡al fin!: por favor; aire libre, cultura y gastronomía. 

Con cada nuevo clic, Malta, Gozo y Comino, estaban ahí, ofreciéndome kilómetros de costas y cultura perteneciente al legado de pobladores ingleses, franceses, italianos, árabes y del norte de África que habían dejado su huella a lo largo de ¡7.000 años! perdonad que lo repita ¡7.000 años!

Porque pondrás a prueba tu certificado de buceo PADI®

Estas islas están llenas de pecios (pedazos de naves que naufragaron) que pondrán a prueba la técnica y destreza por la que te hiciste merecedor de un carnet de buceo PADI®. Por ejemplo; si bajas a 14 metros puedes toparte con el destructor HMS Maorí, tocado y hundido en 1942. A 34 metros de profundidad está el P29, un barco patrullero alemán que desapareció bajo las aguas en el 2007. A este barco le han abierto unos accesos en los motores y en las salas de máquinas para hacerlo más accesible al buceo. Seguimos bajando; a  42 metros puedes introducirte  en el interior del avión británico Bristol Beaufgter, que se hundió en 1943. Meterte en la panza de un avión en las profundidades del mar tiene un punto surrealista. 

Pero el tesoro reservado para los Jedi del buceo es el gran Le Plysen Transanlántico, que fue construido a finales del s. XIX y se hundió durante la I guerra mundial. Para explorarlo se requiere de un permiso especial. Aficionados al Snorkel, abstenerse.

Porque es viajar a una fiesta gastronómica.

Soy fan de los cocinillas y cualquier viaje es para mí una oportunidad para ampliar mis dudosas dotes y afilar el paladar. Por eso, este verano me dejaré seducir por una prometedora gama de sabores provenientes de la cocina francesa, italiana, árabe, inglesa y norteafricana a base de pescados, verduras, carnes, pasta, hojaldre, dátiles y, cómo no, aceite de oliva. Todo ello forma parte del legado culinario de muchas influencias que han llegado y se han quedado en Malta y sus islas hermanas.

Déjame que me ponga exquisito y os comente algunos de los platos que forman parte de la gastronomía maltesa más destacada. Empecemos por el aperitivo: nada mejor que empezar con el plato de origen turco Patizzi, consistente en pequeñas masas de hojaldre rellenas de queso ricota y guisantes. Sigamos con los platos de carne donde destaca el Stuffat tal-Fenek o conejo estofado, que es el plato nacional maltés por excelencia. Su preparación lleva mucho tiempo, ya que primero se adoba la carne y luego se cocina a fuego lento (varias horas) para conseguir un resultado muy tierno y sabroso.   

Pero si tienes ganas de pescado, entonces hay que pedir Lampuk (ellampukies) que es una especie de dorada que habita entre las islas de Malta y Gozo. Puede ser cocinado de varias maneras, ya sea al horno, a la parrilla con aceite de oliva y limón o en forma de pastel (similar a una empanada). 

Aquí hago un inciso; si realmente te gusta el pescado, confieso que cada vez me tira más todo lo que venga del mar, entonces has de visitar el pueblo de Marsaxlokk, en Malta. Cada día hay un mercado al aire libre, y los domingos ofrece pescado recién capturado, el mismo que después es servido en los restaurantes que encuentras a lo largo del puerto. 

Pero volviendo a nuestro menú maltés, no hemos de olvidar reservar un lugar especial para el Qaghaq. Cuando lo pidas en el restaurante es importante  señalarlo en la carta con el dedo diciendo: “por favor, uno de éstos”. Así te ahorras el mal trago de intentar pronunciarlo y que te traigan cualquier otra cosa. El Qaghaq está hecho a base de hojaldre, naranja, limón, vainilla, almíbar, canela y otras especias… Aviso: esta delicia ocupa su lugar en cada centímetro del estómago que, después del aperitivo y dos platos, te quede libre.

 

Porque 7.000 años (vaya, lo he vuelto a decir) son cultura por un tubo.

En 1980 la Unesco declara Valleta, la capital de Malta, patrimonio de la humanidad. Aquí se impone una visita al Fuerte de St. Elmo y su museo de la guerra, desde donde puedes disfrutar de unas vistas espectaculares del Gran Puerto. Y si te gusta disfrutar de la pintura, en Malta podrás acercarte al gran Caravaggio en el Palacio del Gran Maestre y la Concatedral de San Juan, donde se encuentran dos de las más importantes obras del maestro: “La decapitación de San Juan Bautista” y “San Jerónimo”. 

También puedes visitar los vestigios de la historia realmente antigua, y es que aún permanecen en pie más de 10 templos del Neolítico. En Malta se encuentra el Hipogeo de Hal Saflieni, una necrópolis subterránea de 5.000 años de antigüedad, y los yacimientos de Hagar Qim y Mnajdra. Aquí mi instagram va a echar humo.

Pasear por Mdina, la antigua capital de Malta, es lo más parecido a sumergirte en un capítulo de juego de tronos. Esta ciudad amurallada, de calles estrechas y  arquitectura medieval y barroca tiene una entrada imponente, a través de un puente de piedra que conduce a un laberinto de calles estrechas, alineado con las iglesias, monasterios y palacios conectados por minúsculas piazzas. 

 

Por último, te recomiendo visitar las Tres Ciudades (Vittoriosa, Senglea y Cospicua) en una dghajsa, que es un barco tradicional maltés similar a una góndola. De la primera, Vittoriosa, mis imperdibles son el Palacio del Inquisidor y el Fuerte de St. Angelo. En la segunda, Cospicua, la Colegiata de la Inmaculada Concepción, las fortificaciones Firenzuola y las Líneas de Santa Margarita. Y en la tercera, Senglea, el Fuerte de San Miguel, desde donde las vistas de Valletta, Vittoriosa y el Gran Puerto son espectaculares.

Y como empecé con una cita, acabo con otra, esta vez del escritor estounidense Charles Bowden “el verano es siempre mejor de lo que podría ser.” Y añado yo que lo será, este año te aseguro que lo será. Nos vemos en Malta.

 

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La mano que mece el cotarro.