1. El mural que enamora a los drones

La pieza de arte urbano más grande de Europa nació hace apenas unos meses en uno de los tejados del centro de convenciones de Porte de Versailles, al suroeste de París. Creado por el tándem artístico Ella + Pitr, el mismo ocupa hasta 2.5 hectáreas y representa a una señora mayor envuelta por la bandera francesa cuyos dedos juguetean con el ignorante tráfico. 

2. El paraíso que no llega

Hablar de arte urbano sin mencionar a Banksy sería similar a visitar Bilbao y no pasarse por el Guggenheim. Natal de Bristol, este artista apoyado en los murales como arma de concienciación visitó en 2005 y 2007 la conflictiva Cisjordania, lugar donde hoy día lucen obras como la de estos dos niños en busca de unas palmeras que nunca se asoman. No es la famosa Niña del Globo, pero sí es más necesario. 

3. El beso de los invisibles

“Humanizar y manifestar las necesidades desentendidas de la sociedad”. Con estas palabras definía el grupo artístico Vértigo Graffiti este mural pintado durante seis días de 2013 entre la calle 26 y la 13 de Bogotá, no lejos del Aeropuerto Internacional El Dorado. Una obra realizada a partir de una fotografía del reportero Héctor Fabio Zamora a Hernán y Diana, dos amantes urbanos cegados por un flash que inmortalizaba esos pequeños grandes gestos ajenos al mundanal ruido.

4. Etnias

Los Huli de Nueva Guinea, los Mursi de Etiopía, las tribus Kayin de Tailandia, los Tapajos de América y los Supi europeos son las cinco etnias que componen este espectacular mural obra de Eduardo Kobra. Finalizado junto al puerto de Río de Janeiro a pocos días de comenzar los Juegos Olímpicos de 2016, esta obra de arte no solo reivindica la importancia del respeto y la tolerancia, sino también el mensaje olímpico de “Todos somos uno”. 

5. La noche lusa

No sabemos si son esas ventanas espaciales o la presencia de ese gigante camuflado con la noche lo que más nos fascina. Obra del artista español Sam3, este mural supone uno de los mejores representantes de una ciudad de Lisboa cuyos tours de street art son seguidos por cientos de los visitantes que se dejan caer por la capital portuguesa.

Sigamos soñando y, a ser posible, cambiando el mundo gracias a unos murales capaces de transformar cualquier espacio. 

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Alicantino de nacimiento, amante de cualquier lugar con mínimas de 25ºC. Mi debilidad es escribir en cafés secretos, tengo curry en las venas y una palmera tatuada (tiene su miga, aunque no lo parezca). Una vez gané un premio en Japón.