Ayer nos fuimos de estreno en Atrápalo. Llegamos al teatro Tívoli caminando, algo agotados y rígidos, sin imaginarnos que saldríamos hora y media después con una energía que impulsaba nuestros recién estrenados muelles, que se nos habían enganchado a los pies y luchaban por hacernos saltar. Los culpables eran los bailarines y acróbatas de la compañía Les 7 doigts de la main: ‘Traces’.
‘Traces’ se estrena hoy en Barcelona y con ánimo de seguír cosechando el éxito que ya ha logrado en ciudades como Berlín, Nueva York o Montréal. Los cinco artistas se han formado en l’Ecole Nationale de Cirque de Montréal y transmiten frescura, humor y sobre todo mucha energía sobre un escenario apocalíptico y gris que nos traslada a un bunker acechado continuamente por el peligro que llega en forma de sirenas.
Antoine Auger, Antoine Carabinier-Lepine, Raphael Cruz, Geneviève Morin y Philip Rosenberg se presentan, nos dan algunas pistas sobre quienes son para luego imprimir su propia personalidad y habilidades a cada número, dejando siempre esas ‘traces’ o huellas en forma de expresión y energía que llega hasta los espectadores.
El montaje integra nuevas tecnologías, en forma de proyecciones, la instalación de diferentes cámaras de vídeo y una música donde los impulsos clásicos del piano se funden con sonidos electrónicos y ritmos frenéticos como el espectacular número con la rueda alemana.
Los acróbatas bailan, representan, reinventan el monopatín, dan una voltereta, fallan en un salto y lo vuelven a intentar para subir a lo más alto. Y quizá sea esa naturalidad con la que caen sobre sus propios pies y retoman el número hasta conseguirlo, esa falta de perfección, lo que más nos acerca como espectadores a la dificultad, la fragilidad del ser humano ante estas proezas.
‘Traces’ estará en el Teatro Tívoli de Barcelona desde el 28 de abril hasta el 17 de mayo para después desembarcar en el Teatro Circo Price de Madrid.
Ayer nos fuimos de estreno en Atrápalo. Llegamos al teatro Tívoli caminando, algo agotados y rígidos, sin imaginarnos que saldríamos hora y media después con una energía que impulsaba nuestros recién estrenados muelles, que se nos habían enganchado a los pies y luchaban por hacernos saltar. Los culpables eran los bailarines y acróbatas de la compañía Les 7 doigts de la main: ‘Traces’.
‘Traces’ se estrena hoy en Barcelona y con ánimo de seguír cosechando el éxito que ya ha logrado en ciudades como Berlín, Nueva York o Montréal. Los cinco artistas se han formado en l’Ecole Nationale de Cirque de Montréal y transmiten frescura, humor y sobre todo mucha energía sobre un escenario apocalíptico y gris que nos traslada a un bunker acechado continuamente por el peligro que llega en forma de sirenas.
Antoine Auger, Antoine Carabinier-Lepine, Raphael Cruz, Geneviève Morin y Philip Rosenberg se presentan, nos dan algunas pistas sobre quienes son para luego imprimir su propia personalidad y habilidades a cada número, dejando siempre esas ‘traces’ o huellas en forma de expresión y energía que llega hasta los espectadores.
El montaje integra nuevas tecnologías, en forma de proyecciones, la instalación de diferentes cámaras de vídeo y una música donde los impulsos clásicos del piano se funden con sonidos electrónicos y ritmos frenéticos como el espectacular número con la rueda alemana.
Los acróbatas bailan, representan, reinventan el monopatín, dan una voltereta, fallan en un salto y lo vuelven a intentar para subir a lo más alto. Y quizá sea esa naturalidad con la que caen sobre sus propios pies y retoman el número hasta conseguirlo, esa falta de perfección, lo que más nos acerca como espectadores a la dificultad, la fragilidad del ser humano ante estas proezas.
‘Traces’ estará en el Teatro Tívoli de Barcelona desde el 28 de abril hasta el 17 de mayo para después desembarcar en el Teatro Circo Price de Madrid.
