Parrado: “El Peliculero” es un paralelismo entre el cine y la vida
Una entrevista al artista responsable de tus próximas carcajadas.
A veces pensamos que hacer reír es fácil, pero ¿qué harías tú con un público delante esperando a que le des mil motivos para llorar de risa? Víctor Parrado ha decidido aventurarse en el mundo del cine para que pases un buen rato mientras desconectas de la rutina. “El Peliculero” llama a tu puerta para que le des una oportunidad al humor. ¿Te atreves a asistir a esta Gala de los Oscars tan especial? He aquí una entrevista al responsable de tus próximas carcajadas.
¿Consideras que hacer reír es una tarea sencilla?
En absoluto. Creo que es algo muy difícil, y más con los tiempos que corren. Creo que hoy vivimos en una época de mucho estrés, y lograr que la gente se pare y disfrute durante un rato, es un trabajo complicado. Hacer reír es un trabajo bastante más difícil que hacer llorar; si quieres llorar solo hay que poner la televisión.
¿Por qué ese título? ¿Qué es un Peliculero?
“El Peliculero” juega con dos acepciones. Por un lado el fanático del cine, y por otro lado el soñador que se monta sus “películas” o fantasías. Yo desde pequeño he sido muy peliculero, con las chicas que me gustaban me montaba muchas películas que luego nunca pasaban… era como un Aladín pero sin alfombra.
¿Qué te llevó a mezclar el monólogo con el cine?
Quise hacer un paralelismo entre el cine y mi vida. No quería hacer el típico monólogo de parodias de películas, que está más visto. Hay películas que nos han marcado a todos un poco, yo soy del 80, y hay filmes muy míticos. En “La noche de Parrado” ya hacía alguna parodia de “Dirty Dancing”, por ejemplo. Vi que aquello funcionaba muy bien y no quise replicar, pero sí coger la idea de crear un marco de cine y en base a eso explicar una historia de verdad, autobiográfica.
¿Cómo definirías este espectáculo en tres adjetivos?
Diría que es un espectáculo honesto, emocional y por último creo que tiene una textura reflexiva, ya que al final hay un mensaje que hace reflexionar.
¿Qué respuesta tiene el público durante y después de “El Peliculero”?
Creo que la gente entra con una idea distinta a la realidad. Creen que el espectáculo va exclusivamente de películas, y cuando ven que no es así, se preguntan: “¿En qué momento he decidido apostar por este show?”. Parece que el público al principio no entiende muy bien de qué va, cuando salgo de regidor de los Oscars, pero poco a poco hay una transformación de sus expresiones, me acompañan en el camino de la historia que voy contando. A nivel energético, se crea un ambiente muy cercano con el público, hasta el punto en que cuando acaba el espectáculo tengo la sensación de que muchos me hablan como si fuéramos colegas en un bar. Hay una evolución de menos a más, y la gente pasa de un “no entiendo nada” a un “me ha sorprendido”.
¿Cómo ha sido tu experiencia en Madrid con “El Peliculero”?
Sorprendente. Iba con la expectativa justa de sacar la cabeza para que la gente me conociera un poquito, pero no esperaba la reacción que ha habido. El boca-oreja ha funcionado muy rápido, y el público ha agradecido mucho esa parte reflexiva y emocional, ya que es algo diferente. Ha funcionado tan bien que ahora en nada volveremos, así que estoy muy agradecido. La respuesta ha sido muy buena.
¿Crees que hay diferencias entre el público de Madrid y el de Barcelona?
Sí, el público es diferente y la energía es otra. En Barcelona es más contemplativo, menos interactivo, le gusta más escuchar. Quiere jugar contigo pero sin que te pases. En cambio, en Madrid enseguida quiere jugar, son más abiertos de entrada. Esto no es mejor ni peor, ya que a veces si el público quiere jugar demasiado es complicado llevar a cabo el espectáculo, pues se crea un diálogo y al final lo que queremos es un monólogo. Pero bueno, lo importante es que todos salgan contentos.
Llega una nueva temporada en Barcelona. ¿Qué retos te supone?
El reto es que la gente sea capaz de dejar de lado ciertas complicaciones, ya sea a nivel social, político o personal, y que la gente siga apostando por encontrar un ratito para sí misma. Llega un punto en que corremos tanto y vivimos tan sumergidos en la rutina que nos olvidamos de esta parte, a veces no nos permitimos ese espacio para disfrutar, y es muy necesario. Además, espero que la gente que no pudo venir la primera temporada o aquellos que todavía no nos conocían, esta vez pueda darse la oportunidad de dejarse llevar por este “chico de las gafas”.
¿Qué evolución ha tenido el show respecto a la primera temporada?
Ha ido creciendo de forma orgánica. Es un espectáculo que contínuamente se va renovando con chistes y ocurrencias nuevas, e incluso a veces el público te da respuestas más ingeniosas que el propio monólogo. El show empezó siendo más emocional, es decir, había más desequilibrio entre emoción y humor, y ahora creo que está en su punto justo. Me ha costado encontrarlo porque me gusta que la gente se lleve algo que le resuene, pero tampoco quiero que se vaya mal ni “chafada” a casa. Simplemente, si te ha removido algo, creo que es bueno, pero debes irte con buen sabor de boca. Encontrar ese equilibrio, a veces no es fácil pero ahora lo hemos encontrado.
Los monólogos “Parrado” no son monólogos convencionales. ¿Cómo encuentras un formato nuevo dentro de la estructura marcada del monólogo?
A mi siempre me ha gustado contar historias, y una historia siempre tiene un componente emocional. Sí que es verdad que es un poco complicado, porque el público está menos acostumbrado a este tipo de espectáculos, pero creo que si no arriesgas no ganas. Me gusta salir de la zona de confort, de hecho, el próximo espectáculo irá también por esa línea; incluso un poco más. Me gusta explorarme y ver hasta qué punto la gente quiere estar allí conmigo. Al final todos somos emociones y nos conectamos con emociones, así que, ¿por qué no reflejarlo en un monólogo?