Es llegar el verano y tu cabecita se vuelve loca. Los planes fuera de la ciudad son una vía de escape para muchos, pero para los que nos toca pringar estos meses, la fiesta empieza con la caída de los primeros rayos de sol.

La mayoría de las personas buscamos escaparnos de casa durante el verano para desconectar el disco duro. Posiblemente ya tengas en tu cuenta de Instagram a los primeros afortunados que comparten sus fotos desde alguna playa exótica, mientras tu pringas todo el verano en la oficina. Pero eso no significa que no puedas ejercer una revancha contra tu Ana Obregón de turno.

Barcelona es una de las ciudades con más planes por metro cuadrado en todo el mundo. Si tienes la suerte de vivir aquí, aprovéchalo. Y si estás de paso, aprovéchalo más aún, que todo lo bueno se acaba y luego te va a dar rabia haberte pasado el día lagarteando en vez de aprovechar una película en primera línea de playa o disfrutar de los copeos en las mejores terrazas del Mediterráneo. 

Pero primero busca un cobijo fresquito

La Ciudad Condal es un auténtico horno cuando el sol está en lo más alto. Y esto es un hecho. En el centro se condensa mucho la humedad y el bochorno es equiparable a lo que sintieron Frodo y Sam en las entrañas del Monte del Destino.

Contando que en verano es muy probable que tengas jornada intensiva, te ves a las tres de la tarde bajo un sol de justicia. Y piensas: ¿Qué hago, me mato? Pues no, mucho más seguro (y fresquito) es refugiarte en el Museu del Modernisme de Barcelona durante el mes de julio. Sus colecciones, entre las que destacan la de Gaudí, Ramón Casas o Joaquim Mir, forman parte de la ruta del modernismo europeo y es el único del continente dedicado en exclusiva al modernismo catalán.

De modernismo a moderneo y tiro porque me toca. Cuando salgas del museo, tu grupi y tú ya podéis ir a daros un homenaje al Bar West del Hotel Vincci Mae. Un balcón al cielo de Barcelona perfecto si sois una calcomanía de las protas de Sexo en Nueva York. Podréis despotricar tranquilamente de vuestros ex mientras os tomáis uno de los mejores mojitos de toda la ciudad acompañado de unas brochetas de langostino o unas gyozas, que son como nuestras empanadillas pero en versión japonesa.

Los jueves son de cine

Los jueves son los nuevos viernes en nuestro calendario laboral. Calentar los motores, y la garganta como Massiel, ya es toda una tradición en los reconocidos juernes. La terraza exterior del hotel H10 Port Vell tiene una de las mejores vistas del puerto de Barcelona, y su carta no se queda atrás. Puedes elegir entre sus exquisitos vinos y vermuts acompañados de unos berberechos, y de la gloria que nos enseñaron nuestros padres: mejillones con patatas chips. Pero no dejes pasar la oportunidad de probar el Spritz de la casa.

La modorra vespertina la puedes sofocar en las aguas de la Playa de San Sebastián. Y partir de las nueve, tienes una cita con la pantalla gigante que se planta en la arena. El cine a la fresca es uno de los planes más afincados en toda la ciudad, y es un auténtico lujo disfrutar de películas como Estiu 1993 o People that are not me con el romper de las olas de fondo.

Viernes a ritmo de Jazz, Swing y Soul

Volviendo al núcleo urbano, si te hablo de la Casa Terrades posiblemente te venga a la mente alguna de las miles de casas modernistas de Barcelona. Pero si te digo que esta joya está coronada por seis torreones gigantes con pinchos en las alturas, tal vez vayas acotando un poco tu conclusión.

Conocida popularmente como la Casa de les Punxes, este edificio de principios del siglo XX se abrió al público hace un par de años. En la planta principal está afincada una exposición que recorre la historia y la simbología de este monumento, y un poquito más arriba, todos los viernes hasta el 31 de agosto, tiene lugar el jolgorio en la terraza modernista más grande de la ciudad.

Mientras tomas tu copa de cava, Nits amb ritme te hará vibrar con los grupos más destacados del jazz, el soul, el swing y la bossanova en un entorno único que combina cultura y ocio molón como nunca antes lo habías visto.

Barcelona desde las estrellas

Los romances veraniegos suelen ser los más fugaces de todos. Pocas relaciones aguantan los primeros vendavales del otoño, pero existe un lugar donde conquistarás para toda la vida a tu Danny Zuko o tu Sandy particular.

Para ello, es necesario alejarse un poco de la ciudad, donde podáis estar en un entorno tranquilo y jugar todas tus cartas con la cursilería que te permitan las estrellas. El Observatorio Fabra ofrece una cena astronómica bajo los nombres de Neptuno y la nebulosa de Orión. Luego tendrás que poner toda la carne en el asador con la visita a uno de los telescopios más antiguos y grandes de Europa. Allí, tu crush de Tinder caerá en tus brazos cuando le empieces a hablar sobre las constelaciones, sus historias, y le prestes tu rebequita. Que a esas alturas (y a esas horas) hace fresquito.

Como bien observarás, no todo está perdido si te toca pasar el verano en una gran ciudad como Barcelona. A pesar de que su población se cuadruplique gracias a nuestros queridos turistas, a los que es inevitable amar y odiar a partes iguales, existen estos pequeños retiros para desconectar alegremente del barullo. Aunque sea desde las estrellas.

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Corista atarantado, periodista y coleccionista. Ilustrado de la caja tonta de los noventa, amante de los G5 Belts y escéptico del queso. Tráeme patatas fritas un jueves, Cuéntame hará el resto.