Los riads se esconden en la laberíntica medina de esta ciudad imperial, cerrándose sobre ellos mismos y ocultando sus encantos en su interior.

Marrakech es una ciudad llena de encanto que invita a perderse entre callejuelas estrechas y te sorprende en cada rincón con un mosaico, una fuente, una mezquita, una tienda interesante o un riad.

 

Y es que los riads se esconden en la laberíntica medina de esta ciudad imperial, cerrándose sobre ellos mismos y ocultando sus encantos en su interior. Son oasis en medio del bullicio incesante de esta ciudad llena de vida. Y no hay mejor lugar donde alojarse si viajas a Marrakech.

Pasear por las calles de la ciudad vieja implica perderse entre un torbellino de comerciantes, de motos, de animales y de tiendas, intentando encontrar la Plaza Jamaael Fna o la Madrazade Ben Youssef.

Visitar la Perladel Sur puede resultar agotador. Por eso vale la pena relajarse en un hotel acogedor, donde podamos descansar y recuperar energías para el día siguiente. Y desde mi punto de vista, los riads cuentan con todo lo necesario para disfrutar de una estancia única en la Ciudad Roja.

Pequeños y con encanto, los riads ofrecen un trato personalizado incomparable. Gracias al reducido número de habitaciones del que disponen y al trato cercano del personal, es fácil sentirse como en casa. Podrás aprovechar los consejos de los dueños a la hora de visitar la ciudad, y contar con su ayuda para todo lo que necesites.

Además, vivirás una inmersión total en una cultura completamente diferente, ya que habitualmente los riads están regentados por familias marroquíes. Así pues, es una manera ideal para entrar en contacto con la cultura marroquí a través de la decoración del riad, conviviendo con gente del lugar y degustando las bebidas y la comida preparada allí mismo.

Según los marroquíes, en casa es donde se come mejor, así que lo más probable es que la comida más rica que pruebes durante tu estancia sea en el riad.

Otra razón por la que estos alojamientos únicos y personalizados son una gran opción es gracias a su céntrica ubicación. Situados en el centro histórico, son perfectos para moverse por la medina y llegar a los lugares más interesantes y pintorescos de la ciudad dando un paseo. Y si todavía no te he convencido, te propongo algunos riads de Marrakech:

– El acogedor Riad Shaloma es un alojamiento ideal para desconectar al máximo después de un día de turismo por la ciudad. Gracias a su ubicación en el barrio de Berrima, podrás acceder fácilmente a las Tumbas Saadíes y a la bulliciosa Plaza Jamaa el Fna. Al regresar al riad después de las visitas, podrás desconectar en la terraza o en el patio interior, y relajarte gracias a su servicio de masajes.

– Y si lo que buscas es un riad con servicio de Spa para relajarte al máximo, te propongo el Riad Al Ksar & Spa. Desconecta completamente en el Spa de este fabuloso riad que te ofrece baño de vapor y un completo servicio de masajes, además de la típica terraza donde podrás descansar en las tumbonas y bajo las sombrillas.

Riad Al Ksar & Spa

 Riad Al Ksar & Spa. Fuente Garry Mcgivern

– La tranquilidad se agradece en una ciudad como Marrakech, y el Riad Picolina es un auténtico oasis. Con tan sólo 5 habitaciones, es perfecto para disfrutar de la paz que desprenden los riads después de un día de turismo. Siendo uno de los pocos huéspedes que allí se alojan, podrás darte un chapuzón en su piscina y desconectar en el patio interior o en las terrazas.

– Finalmente, el Riad Jonan es un verdadero remanso de paz en la medina. Con su terraza y sus dos patios, uno con árboles y sillas, ideal para comer, y otro con una pequeña piscina para refrescarse, es también una opción ideal.

Marrakech es sin duda un buen destino a la hora de viajar, y alojarse en un riad en la medina de esta ciudad imperial te garantizará una gran experiencia. Adéntrate en el corazón de Marrakech, alójate en un riad y siente el espíritu de la cultura marroquí mientras descubres los verdaderos tesoros ocultos de Marrakech, estos exclusivos alojamientos llenos de encanto.

Marrakech es una ciudad llena de encanto que invita a perderse entre callejuelas estrechas y te sorprende en cada rincón con un mosaico, una fuente, una mezquita, una tienda interesante o un riad.

 

Y es que los riads se esconden en la laberíntica medina de esta ciudad imperial, cerrándose sobre ellos mismos y ocultando sus encantos en su interior. Son oasis en medio del bullicio incesante de esta ciudad llena de vida. Y no hay mejor lugar donde alojarse si viajas a Marrakech.

Pasear por las calles de la ciudad vieja implica perderse entre un torbellino de comerciantes, de motos, de animales y de tiendas, intentando encontrar la Plaza Jamaael Fna o la Madrazade Ben Youssef.

Visitar la Perladel Sur puede resultar agotador. Por eso vale la pena relajarse en un hotel acogedor, donde podamos descansar y recuperar energías para el día siguiente. Y desde mi punto de vista, los riads cuentan con todo lo necesario para disfrutar de una estancia única en la Ciudad Roja.

Pequeños y con encanto, los riads ofrecen un trato personalizado incomparable. Gracias al reducido número de habitaciones del que disponen y al trato cercano del personal, es fácil sentirse como en casa. Podrás aprovechar los consejos de los dueños a la hora de visitar la ciudad, y contar con su ayuda para todo lo que necesites.

Además, vivirás una inmersión total en una cultura completamente diferente, ya que habitualmente los riads están regentados por familias marroquíes. Así pues, es una manera ideal para entrar en contacto con la cultura marroquí a través de la decoración del riad, conviviendo con gente del lugar y degustando las bebidas y la comida preparada allí mismo.

Según los marroquíes, en casa es donde se come mejor, así que lo más probable es que la comida más rica que pruebes durante tu estancia sea en el riad.

Otra razón por la que estos alojamientos únicos y personalizados son una gran opción es gracias a su céntrica ubicación. Situados en el centro histórico, son perfectos para moverse por la medina y llegar a los lugares más interesantes y pintorescos de la ciudad dando un paseo. Y si todavía no te he convencido, te propongo algunos riads de Marrakech:

– El acogedor Riad Shaloma es un alojamiento ideal para desconectar al máximo después de un día de turismo por la ciudad. Gracias a su ubicación en el barrio de Berrima, podrás acceder fácilmente a las Tumbas Saadíes y a la bulliciosa Plaza Jamaa el Fna. Al regresar al riad después de las visitas, podrás desconectar en la terraza o en el patio interior, y relajarte gracias a su servicio de masajes.

– Y si lo que buscas es un riad con servicio de Spa para relajarte al máximo, te propongo el Riad Al Ksar & Spa. Desconecta completamente en el Spa de este fabuloso riad que te ofrece baño de vapor y un completo servicio de masajes, además de la típica terraza donde podrás descansar en las tumbonas y bajo las sombrillas.

Riad Al Ksar & Spa

 Riad Al Ksar & Spa. Fuente Garry Mcgivern

– La tranquilidad se agradece en una ciudad como Marrakech, y el Riad Picolina es un auténtico oasis. Con tan sólo 5 habitaciones, es perfecto para disfrutar de la paz que desprenden los riads después de un día de turismo. Siendo uno de los pocos huéspedes que allí se alojan, podrás darte un chapuzón en su piscina y desconectar en el patio interior o en las terrazas.

– Finalmente, el Riad Jonan es un verdadero remanso de paz en la medina. Con su terraza y sus dos patios, uno con árboles y sillas, ideal para comer, y otro con una pequeña piscina para refrescarse, es también una opción ideal.

Marrakech es sin duda un buen destino a la hora de viajar, y alojarse en un riad en la medina de esta ciudad imperial te garantizará una gran experiencia. Adéntrate en el corazón de Marrakech, alójate en un riad y siente el espíritu de la cultura marroquí mientras descubres los verdaderos tesoros ocultos de Marrakech, estos exclusivos alojamientos llenos de encanto.