En los pequeños gestos se masca la revolución necesaria para afrontar los nuevos retos de la década, siendo la reducción de impacto medioambiental uno de los prioritarios (por no decir el que más). Una realidad de la que también es consciente Air New Zealand, aerolínea de las Antípodas que unos días antes de finalizar el pasado año decidió fomentar una irresistible iniciativa: ¡ofrecer tazas comestibles hechas de vainilla!
El proyecto, concebido como piloto por el momento, surgió a través de la colaboración de la aerolínea con la empresa neozelandesa Twiice a fin de erradicar el consumo de hasta ocho millones de envases de plásticos acumulados por sus pasajeros de forma anual. De este forma, no solo se erradica su consumo, sino que también se potencia la experiencia del cliente a través de estas deliciosas tazas elaboradas a partir del proceso de goteo con papel y maíz, además del extracto de vainilla.
Una idea que, si bien no convence a quienes opinan que cambiar las tazas de un vuelo no compensará la emisión que producen los aviones, sí ha sido abrazada por los primeros clientes que las han probado.
Si, en tu caso, viajas con esta compañía, a bordo podrás disfrutar de diferentes sugerencias: desde cafés servidos en estas ricas tazas hasta postres a base de helado de vainilla con frambuesa que, por supuesto, puedes acompañar con los bordes del envase a modo de galleta. Una idea genial que, visto el éxito entre el público, ha llevado a Air New Zealand a anunciar su intención de convertir en comestibles otros cubiertos servidos durante sus vuelos a lo largo de este año.
¿Tendremos tenedores con sabor a kiwi? ¿Cucharillas de zanahoria? ¿Servilletas de banana? Jugar con las texturas y nuevos sabores como forma de sustituir el plástico y otros componentes nocivos se nos antoja una opción de lo más ingeniosa. Especialmente cuando se trata de revertir ciertos procesos para darnos un festín extra.