1. Reserva Natural de la Laguna de Fuentedepiedra (España)

Si bien el cercano Parque Natural de Doñana es uno de los lugares más famosos para avistar flamencos en España, la malagueña Laguna de Fuentepiedra aúna la segunda colonia rosada más grande de toda Europa. Aprovecha tu estancia en Antequera para adentrarte en una nube rosa que, especialmente durante los meses de primavera, alcanza su mayor esplendor gracias a la llegada de unos flamencos que comienzan a construir sus nidos con barro antes de volver a Marruecos.

2. Renaissance Aruba Resort & Casino (Aruba)

El Caribe es sinónimo de palmeras, aguas azul turquesa y sí, flamencos; y cuanto más rosas, mucho mejor. Tres elementos que podemos encontrar en la conocida como Flamingo Beach, una ensenada ubicada en la isla de Renaissance donde se despliega el famoso Renaissance Aruba Resort & Casino. Una playa privada a la que es posible acceder aunque no estés hospedado y donde varios flamencos tiñen de rosa el Caribe que soñamos.

3. Salar de Atacama (Chile)

Los flamencos no son tontos: les gustan las zonas costeras, los climas cálidos y las aguas poco profundas. De ahí que el Salar de Atacama, en Chile, más concretamente  la laguna Chaxa, sea uno de los mejores escenarios donde avistar al conocido como flamenco andino. Ubicada a 65 kilómetros de San Pedro, la laguna Chaxa evoca un paisaje lunar aderezado de espuma salina, atardeceres de cuento y flamencos sobre un telón de fondo que perfectamente podría pertenecer a otro planeta.

4. Lago Bogoria (Kenia)

Considerada como una de las grandes mecas africanas del flamenco enano, de apariencia más similar a la de un cisne, el Lago Bogoria es un lugar fascinante donde se reúnen hasta dos millones de flamencos (la mitad de la población mundial, nada menos). Preferible al cercano lago Nakuru, hoy más afectado por la contaminación por metales, el lago Bogoria es el lugar de quedada favorito para  unas aves que, a diferencia del hombre, aprendieron a vivir sin fronteras.

5. Gujarat (India)

Situado al norte de India, Gujarat se está convirtiendo en uno de los estados más emergentes del gigante asiático gracias a su amplia variedad de templos, la presencia del único ejemplar de león asiático pero, especialmente, la belleza del conocido Rann de Kutch. Una enorme salina efímera que, tras sucumbir a las mareas del Índico, se convierte en un desierto blanco salpicado de huevos de flamenco y unas aves que siempre llegan después del monzón, justo a tiempo para construir sus nidos.

Oceanía es el único continente donde no existen los flamencos. Aunque teniendo animales tan cuquis como  los koalas o los canguros, se lo perdonamos.

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Alicantino de nacimiento, amante de cualquier lugar con mínimas de 25ºC. Mi debilidad es escribir en cafés secretos, tengo curry en las venas y una palmera tatuada (tiene su miga, aunque no lo parezca). Una vez gané un premio en Japón.