Naranjito fue la mascota del único mundial de fútbol que hemos organizado hasta la fecha. Una naranja mofletuda y sonriente, vestida con los colores de la selección, creada para evitar lo del toro y la pandereta como imagen de España. Gracias a Dios.

Naranjito fue fuertemente criticado en su día pero, al igual que el buen vino o una obra de arte, el paso de tiempo le han dado el caché y reconocimiento merecido. También le pasó a Van Gogh con su pintura o a Stieg Larsson con su saga Millenium, a los que sólo les llegó el éxito póstumo.

Y los de OT con 18 años y tres millones de seguidores… qué injusta es la vida.

El caso es que Naranjito hoy ES un icono para los que vivieron aquel mundial, está en tazas, camisetas, muñecos anti-estrés, llaveros y hasta protagonizó una serie de dibujos animados en TVE.

 

mundial 1982 naranjito
© La fábrica de camisas

Y es que Naranjito es en sí mismo un homenaje a los maravillosos años ochenta, uno de esos objetos de culto por los que matan los seguidores de #yofuiaEGB, a la altura del cassette, el Vespino o el boli Bic.

Dicen que ahora nos presentamos para organizar el Mundial del 2030. Curiosamente hoy España está más desgajada que en 1982 y celebrar un Mundial en casa sería probablemente una buena forma de unirnos en algo. Lo malo es que para el 2030 igual tenemos de mascota un zumo de algo verde y sin azúcar, que es lo que se lleva ahora. Aunque no sé yo si le cogeré tanto cariño al apio como a Naranjito.

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Siempre creo que me he dejado la llave del gas abierta.