Un hombre, viejo y enfermo, habla con su hijo de cuarenta años, este no le contesta, o muy
poco. Necesita explicarle que se está muriendo y le preocupa lo que será de él una vez que el
ya no este. Pero su hijo, vive en un mundo.
`Un padre y un hijo. Una historia entre muchas. Una crisis les cambia la manera de verse a sí
mismos y de ver al otro. Un cuento cotidiano de redención, que nos muestra, como dice un
viejo sabio amigo mío, a ser gente con la gente´. Antonio Simón
Daniel Keene tiene la virtud de crear grandes historias de personajes que no son nadie, si se me permite esta cruda expresión. No son nadie porque no pasaran a la historia, no son
triunfadores, son perdedores. Crueldad de las sociedades llamadas del bienestar.
Un padre, obrero de la metalurgia jubilado, y su hijo, un ser que no puede valerse por sí
mismo. Un ser especial, diferente. Porque la diferencia es uno de los temas de este breve,
brevísimo texto, pero de una inusitada fuerza teatral. Maestría en lo justo y necesario para
hacernos vivenciar esta relación paterno-filial, como si fuera un cuento de esos que te
marcan.
Ambos seres después de una existencia humilde y aislada, incluso anestesiada, se ven
sacudidos por una prueba, en donde se juega la existencia y su dignidad.
A veces el destino puede ser un huracán que nos hace arrodillarnos humildemente a fuerza de
desesperarse. El padre sabe que tiene cáncer, va a morir. Comienza la búsqueda de ayuda
para su hijo. A quien le puede interesar ocuparse de él. Una prueba para con la generosidad
de nuestra sociedad, de la familia, del banco.
Como en un relato de redención padre e hijo se volverán a descubrir, aprenderán a mirarse a
sí mismos y al otro de nuevo. La obra acaba sin solución para los problemas de los
personajes. Sin embargo la penuria en lo material pasa a segundo plano ante la aparición del
amor, un amor que hace alma, una epifanía.
Con un lenguaje escueto, con silencios, con humor no exento de patetismo y con mucha
emoción; Keene, australiano asimilado, por el poderoso mundo cultural francés nos
conmueve.
Sinopsis
Un hombre, viejo y enfermo, habla con su hijo de cuarenta años, este no le contesta, o muy
poco. Necesita explicarle que se está muriendo y le preocupa lo que será de él una vez que el
ya no este. Pero su hijo, vive en un mundo dónde las palabras enfermedad, muerte, soledad,
problemas económicos tienen poco significado. El padre obligado por las circunstancias, se ha
de abrir a la realidad de una sociedad de la que se ha aislado durante muchos años.
Cia Tantarantana presenta: Cicle `De Portes Endins´ [4]
Traducción catalana de Marc Rosich
Dirección: Antonio Simón
Reparto:
Josep Costa: el padre
Ferran Lahoz: el hijo
Iluminación: Sylvia Kuchinow
Espacio sonoro: Laura Teruel
Escenografía: Joan Manrique
Diseño vestuario: Georgina Viñolo
Producción vestuario: Georgina Viñolo y Julia Weems
Corrección lingüística: Raquel Carvalho
Fotos del espectáculo: David Ruano
Producción ejecutiva: Víctor F. Suañez
Ayudante de producción: Ferran Murillo
Gerencia: Víctor F. Suañez