8.7
Carmina Burana
Madrid · Teatro
desde29
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65
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El Corral de Lope, Madrid, (ver mapa)
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Un anuncio por palabras en la sección de clasificados de cualquier periódico, un teléfono, lo desconcertante del ofrecimiento capta la atención de los lectores . Clara acude a la llamada de cualquier persona que solicita sus servicios, es su trabajo. Una mujer valiente que no se deja vencer.
Una reflexión sobre la soledad individual de nuestros días y la necesidad de comunicarnos, la sinceridad tan necesaria en tantas ocasiones solo es posible ante desconocidos.
Disfruta en El Corral de Lope de obras de la calidad de Clara sin Burla.
Artistas: Susana Sanz, Julia Sanz, José Duque, Ignacio Gistau
Revisa tu pedido atentamente antes de confirmarlo.
El uso de mascarilla no es obligatorio.
Carmen
¡Lo recomienda!
Valoración positiva para personajes, conflicto, espacios y tiempos.
MAGDALENA
¡Lo recomienda!
Un guión estupendo y original, la interpretación muy buena
Todo
Anónimo
¡Lo recomienda!
Me encantó disfrutar de nuevo de estos 4 fantásticos actores en una obra que te engancha y te hace pensar, te llena.
Muy recomendable
Quizás los asientos
Anónimo
¡Lo recomienda!
Pieza teatral muy entretenida, reflexiva y cruel. Los actores han estado tremendos. Invita a un segundo visionado. Gracias por la experiencia
Anónimo
¡Lo recomienda!
Guión estupendo y actores buenísimos. Obra de gran intensidad, que te atrapa desde el comienzo. No te la puedes perder!!
Anónimo
¡Lo recomienda!
Fantástica obra muy bien ejecutada. Perfecto plan para el domingo tarde
Encarna María
¡Lo recomienda!
El sitio es muy accesible y la obra es teatro en estado puro, ya q tan sólo utilizan una silla, si el guión y los actores no son buenos la obra no merecería la pena, y es muy buena, al menos a mi me gusto mucho
MARIA ISABEL
¡Lo recomienda!
La interpretación de todos los actores sin excepción.
No hubo nada que no me gustara.
Mª Nieves
¡Lo recomienda!
Relación calidad/precio excepcional. El argumento de la obra original y muy interesante
No hubo nada que no me gustara
Pedro
¡Lo recomienda!
El comienzo de la obra no puede ser más contundente. Un maltratador contrata los servicios de quien se anuncia en la prensa con el señuelo de ¿ser quien usted quiera? para que desempeñe el papel de su mujer con el fin de comprender qué pasa por la mente de una víctima de este tipo de violencia tan extendida en nuestra ¿civilizada? sociedad. Dicho marido desea explicarse el porqué de la sumisión de su mujer y, al mismo tiempo, aliviar su conciencia de tan pesada carga. La perspectiva que le proporciona Clara resultará frustrante para el verdugo, pero satisfactoria por inusitada para el espectador. ¡Bravo, José Antonio Duque, por otorgarle tanta verosimilitud a ese energúmeno de Leonardo! ¡Y bravo, Susana Sanz, por la contundencia que transmite siempre el sosiego de Clara al enfrentarse a ese miserable! La siguiente persona que contacta con Clara es una mujer, Irene, huérfana en el más absoluto de los sentidos, por haber perdido a su madre y por carecer de un afecto duradero que alivie su lacerante soledad. Lleva un año y tres meses echando en falta el regazo materno. Ahí interviene Clara (¡bravo, Susana Sanz, por su categórica escucha!) que, con su absoluto mutismo, exacerba y pone de manifiesto el aislamiento en que sobrevive Irene. ¡Bravo, Pilar Ávila, porque con sus explicaciones, transmite poderosamente su desvalimiento de niña desorientada! Y, cuando al final de la escena, mendiga el abrazo de Clara, yo mismo estuve tentado de ir a rodearla con mis brazos. Llega el turno de Sergio, el ¿loquito? enriquecido por la fortuna travestida de lotería, quien parapetado en la barra de un local contempla ensimismado a la tía más buena del recinto sin atreverse a acercarse a ella y cumplir su sueño de bailar al son de Frank Sinatra. ¡Bravo, Raúl Tirado, por ese magnífico tarado, que contrata a Clara para culminar su deseo y, cuando lo hace, ¡qué patético resulta, qué divertido, pero también qué tierno, qué frágil, qué vulnerable! Extraordinaria la caracterización física del personaje, la brusquedad de sus movimientos, esa mano en la entrepierna, sus gestos desnortados. Un prodigio de escena: graciosa, conmovedora, entrañable? ¡Y bravo, Susana Sanz, porque establece el contrapunto necesario para que el conflicto mantenga su potencial, porque no se arredra ante semejante perturbado y sabe manejar la situación para salir airosa de un encuentro que pudiera haberle sido funesto.Llegamos a la última escena y tanto el ritmo como el interés de la trama no pierden un ápice de su magnitud. Ahora es Ignacio, un auténtico triunfador, quien mañosamente, cita a Clara, la que fuera su mujer, para cerrar la historia con un relumbrante colofón y reprocharle lo que él considera una degradación o prostitución del arte teatral ejercido por su ex pareja. ¡Bravo, Óscar Olmeda, por esa encarnación de un actor que lo ha conseguido todo, bueno? casi todo! Alguien que ha alcanzado el reconocimiento dentro de su profesión, pero que no halla la manera de llenar el vacío que le ha dejado la ausencia de la persona a quien más ha querido. ¡Y bravo, de nuevo, Susana Sanz, porque ahora elimina la máscara que la protegía hasta el momento y nos muestra la desnudez de una mujer herida, que defiende con bravura su peculiar modo de ganarse la vida mediante la interpretación en ámbitos muy personales, lejos del esplendor y el oropel de los grandes escenarios donde Ignacio, su marido, su enemigo, se regodea!¡Bravo, Elena Belmonte, por este valioso texto! ¡Y BRAVO, Manuel Galiana, por su sabia dirección!
La falta de promoción que se percibe en la prensa escrita, pues una obra imprescindible que debe ser disfrutada por una gran mayoría de personas.