Demonios es ya un clásico del teatro contemporáneo, al igual que su autor, Noren. Nos acercamos a nuestros Demonios en esta puesta en escena con una idea esencial: ¿cuánto de visceral hay en nuestras decisiones, cuanto de construido?
En nuestro acercamiento al texto de Noren, complejo y sencillo, brutal y tremendamente tierno precisamente por ese alcance salvaje, que muestra la intimidad más infantil de un grupo de personas, queremos investigar el alcance de la relación entre instinto y civilidad, entre aquello que queremos, y aquello que necesitamos, que es tantas veces distinto.
Demonios es uno de esos textos que trasciende nacionalidades, generaciones, estilos, a través de haber encontrado una herida común, y su capacidad para mostrarla. Y esa idea no otra que la eterna insatisfacción de este tiempo: quiero ser yo y quiero ser todo a la vez. En esa tensión continua vivimos y nos seguimos persiguiendo en círculos cada vez más cerrados. Hay una buena carcajada aquí. Y muchas más cosas.
Esperamos poder compartirlas, porque creemos que Demonios implica a cada espectador, a cada persona que lo observe, lo juzgue y lo experimente, sin distinciones. Para implicarles, solo contaremos con una herramienta: la honestidad, sin ceder nunca. Partimos entonces, de ideas sencillas. Nuestro compromiso será llevarlas hasta sus últimas consecuencias, tanto en la risa como en el golpe.
Esperamos que cada persona que vea este montaje pueda ver todas sus luces y sus sombras, y recortado en ellas, una sombra de lo que es o puede llegar a ser.