Huis Clos (A porta tancada) de Sartre

Garcin, Inés y Estelle están muertos. Se encuentran, uno tras otro, en una habitación sin salida. Es un lugar fuera de toda influencia externa, estéril. En este infierno encontraremos pues a un intelectual dubitativo, una lesbiana proletaria y a una mujer joven casada con un viejo rico; todo bajo el entorno del mundo de las apariencias. Con esta situación comienza el juego cruzado y dialéctico de Sartre, Huis Clos.

Todos van descubriendo sus faltas, su pasado, sus orígenes sociales y al mismo tiempo la cruda realidad de su presente, de la responsabilidad de la libertad de su vida y de sus actos. El juego dialéctico, siempre brillante, inteligente y con pinceladas de un humor existencialista y muy actual, marcan el ritmo endiablado de este juego a tres bandas. La mirada denunciadora del otro sobre la vida y los actos de cada uno es omnipresente.