Sal de Piedra

Esta obra, que es el cuarto trabajo de la Compañía Maria Carbonell, tiene una voluntad de dar salida a una inquietud antropológica.

Este, que es el cuarto trabajo de la Compañía Maria Carbonell, tiene, como las tres anteriores, una voluntad de dar salida a una inquietud antropológica. La obra que ahora nos ocupa supone un paso adelante. Este nuevo trabajo busca al espectador como colectividad; si nos hemos preocupado por el hombre como individualidad, ahora lo hacemos por el individuo como ser social. Nos preocupa tomar una postura crítica para con la faceta social del ser humano porque si mantenemos nuestra vocación de sinceridad, no podemos por menos que acertar a entristecernos por la contemplación de una civilización desierta de humanidad.

Frente a esta devastación de lo humano "Sal de Piedra” (María y la civilización) pone el acento en la urgencia de encontrar personas sabias que nos instruyan, grandes maestros que nos enseñen estrategias, técnicas. Necesitamos sabios en esos conocimientos para nosotros olvidados, instructores que nos ayuden a recuperar esas facetas de nosotros que nos caracterizaban como humanos y que hemos perdido... pero donde están esos gurus que tanto nos urge encontrar? nuestra respuesta tal vez parezca sorprendente: en los niños, en todos los niños. Por ello, este proyecto crítico fructifica en un espectáculo infantil... en apariencia.

"Maria y la Civilización" es un cuento danzado sobre un mundo de maravillas. Un punto común entre la danza y la magia. Desde una estenografía llena de desequilibrios y juegos de luz, una coreografía que roba elementos propios de los espectáculos de magia (...), hasta una música que busca reinterpretar la tradición exótica europea desde la organología multicultural, todo en "Maria y la Civilización" esta concebido para maravillar. Porque, si bien el mensaje explícito de la obra es importante, no lo es menos el componente implícito, eminentemente práctico: maravillarse y con ello, tal vez, volverse, volver a ser, humanos.