Tamara

Dice el compositor Erasmo Carlos que Tamara, podría ser una embajadora ideal de la humanidad, ya que además de una sonrisa cautivadora y carismática, su musicalidad posee una fuerza de interpretación como pocas veces se ha visto u oído por ahí.


Dice con razón el compositor brasileño Erasmo Carlos que Tamara podría ser una embajadora ideal de la humanidad, ya que además de una sonrisa cautivadora y carismática, su musicalidad posee una fuerza de interpretación como pocas veces se ha visto u oído por ahí.
Y es que la verdad y la sensibilidad con que esta jovencísima artista personifica las canciones que interpreta, ha logrado emocionar a todo aquel que las escucha por la química que en ella se produce cuando su voz, dulce y envolvente, habla de la distancia, de las pasiones, de los detalles del amor o del dolor de un sentimiento que no siempre se presenta con flores o iluminado por los colores del arco iris.

Porque el público de Tamara no tiene edad y es siempre aquella persona que ha pasado, está pasando o va a pasar por los momentos románticos sugeridos en sus canciones con un canto sincero y emotivo que ahora, con la juventud de 20 años y en plena madurez profesional después de tres discos que han superado el millón de copias vendidas, llega completamente renovada para presentar un obra en la que interpreta los temas emblemáticos del gran compositor brasileño Roberto Carlos.

Tamara, la revolución de la música romántica
Quizá muchos pudieron sorprenderse de que la nieta del cantaor Rafael Farina no se decantara por el flamenco. Pero las aficiones de esta sevillana nacida en 1984, determinaron desde sus primeros años cuáles serían sus pasos y, con apenas ocho años, era ya una enamorada de la canción romántica mexicana.
Fue en Gracias (1999), su bautizo discográfico a los 15 años de la mano del genial Bebu Silvetti, cuando Tamara mostró que sabía hacer suyas canciones míticas interpretando boleros como Inconsolable o Si dios me quita la vida y temas legendarios como Si nos dejan o Un mundo raro, de José Alfredo Jiménez. La reacción ante este debut fue unánime, coincidiendo público, crítica y profesionales de la música en que estaban ante una cantante excepcional, hecho que fue reconocido con el Premio de la Música a la Mejor Artista Revelación mientras, al otro lado del océano, cuatro nominaciones a los Grammy Latinos completaban su éxito en el ámbito internacional, tanto en América Latina como en Estados Unidos, donde Tamara era calificada de niña prodigio de la canción.

Un homenaje doble
El nuevo álbum de Tamara es un homenaje doble. Por un lado, Tamara ha querido rendir homenaje a su productor y maestro Bebu Silvetti, quien ya no se encuentra entre nosotros y que la cantante recuerda como un guía fundamental en su carrera. Por otro, es un tributo a una de las máximas figuras de la canción latina incorporando a su discografía once de los temas más representativos del compositor brasileño, uno de los artistas que, con la colaboración de Erasmo Carlos, ha sellado una de las carreras más prolíficas del mundo de la música con más de quinientos temas escritos y producidos desde 1962 hasta la fecha.
Desde los gritos e ingenuas protestas en los años sesenta hasta las reflexiones sobre el amor y el mundo actual, la obra musical de Roberto Carlos, gran admirador del rock y la bossa nova, ha atravesado generaciones y fronteras hasta hacerse un lugar de privilegio entre los mayores intérpretes del mundo latino con una envidiable discografía.

Roberto y Erasmo Carlos son, pues, los creadores de la mayoría de las canciones que ahora reinterpreta Tamara en su nuevo álbum. Y es Erasmo quien, con sus palabras, habla de la emoción de oír en la voz de Tamara algunos de estos temas que hoy forman parte de la memoria afectiva de millones de personas.

Tamara canta Roberto Carlos, el nuevo álbum de Tamara, será por talento y méritos propios la consagración absoluta de esta joven princesa de la canción latina contemporánea.