Wit

La interpretación de Rosa María Sardá es asombrosa, el resto de los actores geniales, aunque, por decir un pequeño defecto, al médico joven (Javier Albalá) le falta un poquito más de naturalidad. Las butacas que nos adjudicaron estaban bastante lejos del escenario por lo que se ve y se oye peor y se pierde bastante la expresividad de los actores. La taquillera estaba algo antipática, así que lo mejor es que os imprimáis la hoja de reserva para no tener problemas... ¡Enhorabuena a todo el reparto por una grandiosa interpretación que terminó con el patio de butacas aplaudiendo en pie!.

Sardá está realmente impresionante. Y a mi Albalá me parece que interpreta el papel mágnificamente, y el resto del reparto también me ha encantado. Ya conocía el argumento por una película protagonizada por Emma Thomsom, y aun así las lágrimas eran difíciles de contener,la Sardá consigue que te metas realmente en la situación, que intentes comprender lo que pasa por su cabeza, te lleva a recorrer los mismos estados mentales que puede estar experimentando ella. Es dura porque todos podemos sentirnos identificados, y cuando se hace con tal intensidad es imposible quedarse indiferente.

John Donne, poeta del XVII fascinado por la Muerte, difícil incluso para ?notables universitarios?, es la clave de esta tragicomedia en la que la muerte de un ser muy intelectual es igual a la de otro de un status inferior: ante el último trance, todos nos sentiremos tan inseguros y angustiados como Vivian Bearing, pero ojalá tengamos su suerte, la de tener la empatía de una inculta enfermera, enfrentada a la despiadada ciencia de algunos médicos e investigadores. Si a mí la Sardà me gusta hasta en lo de las ?gulas?, imagínense lo que me parece en esta obra: INCONMENSURABLE.

Lo mejor de la obra, indudablemente, Rosa María Sardá. Borda el papel y es increible que con un tema tan triste y doloroso sea capaz de sacarnos una sonrisa. Y lo que más me gustó fue que hablase con el público haciéndonos participar y ser cómplices con ella de su enfermedad.El resto de personajes, perfectos secundarios; sobresaliendo el personaje de Mercé Pons.Una obra muy recomendable. Y la sala pequeña,lo que da más cercanía a la obra;creo que ha sido un acierto elegir este teatro.Me tocó primera fila y fue sentirme dentro de la habitación del hospital con Sardá.

Como siempre Rosa María Sardá no deja indiferente y mantiene al público durante toda la obra pendiente de sus tics y maneras a las que ya nos tiene acostumbrados a los que la seguimos desde hace tiempo. En un tema tan difícil y tan actual en nuestros días consigue en más de una ocasión tratarlo con ese toque de humor tan suyo que la caracteriza. Me extrañó mucho la poca afluencia de publico en el teatro siendo viernes, espero que el publico de Madrid no le haga ningun boicot a esta estupenda actriz como hicieron con el cava catalan. Sería una pena ya que es genial.

Vaya por delante que Wit es excelsa: un prodigio argumental maravillosamente interpretado por una Rosa María Sardá que, por decirlo en dos palabras, se sale. Sin embargo, resulta también demasiado compleja, plagada de ínfulas intelectualoides y referencias a la literatura inglesa que no dejan de resultar pesadas para los no expertos en la materia, que somos casi todos. En general -y aunque su duración no es muy prolongada y no hay descansos- se hace larga. Personalmente, prefiero temas menos "devastadores" porque, ¿dónde está el preconizado sentido del humor?.

Si esperas una obra ligera, simplemente una comedia con la que pasar un rato entretenido, WIT no es tu obra. En WIT hay ironía, luces y sombras, hay momentos inesperados y momentos muy esperados que no por predecibles dejan de resultar impresionantes. La trama se pierde alguna vez en los giros poéticos que resultan ser la piedra angular de la vida de Vivian, pero tan sólo escucharlos de la boca de una actriz como Rosa María Sardá, inconmensurable en su papel, hace que merezcan la pena cada una de las escenas, aún si no eres muy proclive a la poesía.

Excelente texto, excelente montaje y excelente interpretación de todos los actores (especialmente de la Sardá). La racionalidad, la coherencia lógica frente a la muerte. Un debate bien vivo pese a todo... Como impresionante la dialéctica existente entre el examen racional de la poesía metafísica de John Donne por parte de una persona que no tiene nada (personal) que contar, y la (aceptación de la propia)muerte. En lo que atañe al montaje, todas las piezas están dispuestas para que la Sardá despliegue todo su potencial artístico. Y no es poco...

Lo mejor de la obra fue la inerpretación de Rosa María Sardá. No nos enteramos de las casi dos horas que dura la representación, a pesar de que el tema es bastante duro. Interpreta a una profesora de literatura que le han diagnosticado un cáncer terminal. En este sentido hay que advertir al espectador, porque hay momentos de bastabte carga emocional. En cualquier caso, te hace reflexionar sobre temas que a todos nos atañen: sobre el dolor, los miedos, los afectos, en definitiva, sobre la vida.

Aunque la obra trata un tema que todo el mundo da por sabido, la plasmación que se realiza en la obra de como el enfermo en realidad solo es un juguete en manos del sistema sanitario que la mayoria de las veces rompe con sus manos cuando ya no le sirve, es a mi modo de entender lo que mas me ha impresionado de esta. Quizás no todo el mundo tenga la misma perceción que yo y quizás mi sensibilidad sea mayor que la de la mayoria de los espectadores debido a una reciente experiencian no tan extrema que ha sufrido nuestra familia, Rosa Mª Sardá, Genial.