¿Nunca te has preguntado quién le pone el nombre a los cócteles y en base a qué criterio?

(Foto de Nik Frey)

Es posible que apenas sea un poco más de información basura. Algo más de ruido, culturilla de Trivial, arsenal para insustanciales charlas de barra de bar, pero quien quiera información útil e importante que trate de entender qué es el bosón de Higgs.

Porque a veces, muy a menudo de hecho, uno necesita zambullirse en la fresca piscina de la cultura popular para salir algo reconfortado en un clima tan tóxico y cargado.

A un servidor, le gusta saber la historia detrás de las cosas que consume, ya sea un plato de pasta o un refrescante cóctel.

Porque el cóctel no es sólo una bebida. Es todo un mundo de referencias, sabores y colores que rebosa, como cabe esperar, de un espíritu lúdico-festivo y un tipo de creatividad muy particular. Y en Atrápalo te proponemos descubrirlo.

 

¿Nunca os habéis preguntado quién le pone el nombre a los cócteles y en base a qué criterio? En ocasiones, los caminos de la etimología son inescrutables, o están llenos de historias apócrifas y leyendas en su mayoría no contrastadas. A veces el origen tiene una explicación aburrida o directamente absurda. Los cócteles son, en definitiva, como la vida misma.

[redbox text=”El cóctel no es sólo una bebida.” position=”right”]

Daiquiri: ron, zumo de lima (o limón) y azúcar

Esta bebida de origen cubano, se bautizó en honor a la región de Daiquirí de esta isla, donde unos ingenieros de minas crearon este cóctel con la excusa de combatir las fiebres tropicales. Sí, claro…

Gin-tonic: ginebra, tónica y lima

Su nombre es bien descriptivo y no esconde ningún misterio, pero en este enlace encontrarás algunos datos interesantes sobre su historia y sus “cualidades”.

Martini: ginebra y vermú blanco (la aceituna es opcional)

Curiosamente, el martini más famoso del mundo, ese que se pide “agitado, no removido”, es una versión con vodka del cóctel original. Su origen se remonta a finales del siglo XIX, y existen múltiples versiones que intenta rastrear el nombre: que si un barman de apellido Martini lo inventó en un conocido club de Nueva York, que si alude a la ciudad de Martínez, en California, o sencillamente nació en referencia a la conocida marca italiana de vermú.

Destornillador: vodka y zumo de naranja

Tan mecánico nombre se debe a unos operarios norteamericanos contratados en unas perforaciones petrolíferas en Oriente Medio en los años cincuenta. Cuentan que disponían de un buen cargamento de zumo de naranja como sustituto del agua de mala calidad de la zona. Un día se les ocurrió añadirle un poco de vodka y, como no tenían nada más a mano, lo removieron con un destornillador. Voilà!

Bloody Mary: vodka, zumo de tomate, sal, pimienta negra, salsa Worcestershire y tabasco

La Bloody Mary original tenía una de aquellas miradas que parecen querer recordarte que tienes resaca

María la Sanguinaria era el sobrenombre de la María Tudor, la reina María I de Inglaterra, así conocida por la severa represión que impuso a mediados del siglo XVI. Por entonces en Rusia ya se bebía vodka (diminutivo de “agua” en ruso), pero el cóctel no se inventaría como lo conocemos hasta los años veinte del siglo pasado. Algunos dicen que fue en el París de Picasso y Hemingway (un célebre bebedor), y otros, que fue años más tarde en Nueva York.

Manhattan: whisky de centeno, vermú rojo y una gota de angostura

Poco misterio acerca del origen del nombre de este cóctel, que según cuentan se inventó hacia 1870 en el Manhattan Club de Nueva York. Curiosamente, si en lugar de whisky americano (bourbon o whisky canadiense) utilizamos whisky escocés, el cóctel pasará a llamarse Rob Roy.

Mojito: ron, soda, azúcar, lima y menta

Fue la bebida favorita del escritor Ernest Hemingway, que acudía a tomar en la famosa Bodeguita del Medio en La Habana (Cuba). Tal vez fuera porque le daba ese mojo, ese je ne sais quoi que define la personalidad hiperbólica de Austin Powers, aunque mojo en Cuba se refiere sobre todo a la salsa picante de origen canario que la gran emigración española introdujo en la isla caribeña.

Cosmopolitan: vodka, triple sec (Cointreau), zumo de arándanos y zumo de lima

Una variante (por así decirlo) más “femenina” del Martini, mucho más afrutada y una graduación alcohólica algo más baja. Se creó en San Francisco en los sesenta, y se especula que su nombre alude a lo variado del origen de sus ingredientes. Como la mayoría sabéis, es el cóctel favorito de la protagonista de Sexo en Nueva York, pero también de Madonna.

Sex On The Beach: vodka, licor de melocotón, zumo de naranja y zumo de arándanos

El nombre es bastante explícito, y como cabía esperar el cóctel se inventó en un bar de playa, concretamente en Ft. Lauderdale, en Florida, hacia 1987. Cuenta la leyenda que el fabricante de una marca de licor de melocotón ofreció un incentivo al bar que consiguiera vender más botellas de su marca. Un camarero tuvo la idea de que en lugar de servir los típicos chupitos, sería una mejor estrategia convertirlo en el ingrediente de un cóctel. Cuando se le planteó cómo bautizarlo, se le ocurrió hacerlo en honor a las dos cosas por las que la gente acudía a aquella población.

Existe una versión sin alcohol conocida como Sexo Seguro en la Playa.

Margarita: tequila, zumo de limón, triple sec y sal

Aunque no sea cierto, esta escena bien merece que bauticen un cóctel en su honor

Hay muchas versiones sobre a quién honra el nombre de este cóctel. La más plausible es que se inventó hacia 1940 en honor de una tal Margarita Henkel, hija del embajador de Alemania en México, aunque la más glamourosa es la que la atribuye a la actriz Rita Hayworth, cuyo verdadero nombre era, recordemos, Margarita Carmen Cansino, de padre sevillano.

Negroni: ginebra, vermut rojo y Campari

Florencia, 1919. El conde Camillo Negroni acude a su bar habitual y le pide al camarero que le ponga su cóctel habitual, un Americano (vermut rojo, Campari y soda), pero que esta vez se lo haga un poco más fuerte. El camarero decide sustituir la soda por ginebra, y el resto es historia. El éxito fue tal que la familia Negroni decidió crear su propia destilería.

Ruso blanco: vodka, licor de café y leche

El desayuno de los campeones, el café con leche para los hígados poderosos, el cóctel favorito de El gran Lebowsky… como muchos combinados con vodka, el ruso blanco no es ruso, como tampoco lo es su progenitor, el ruso negro, consistente en vodka, ginebra y crema de café.

Mai Tai: ron, licor Curaçao (licor de cortezas de naranja), zumo de lima

Por fin una explicación sin margen de controversia: “Maitai” en tahitiano significa “muy bueno”, lo que expresó el primer bebedor de este cóctel, allá por los años 40.

Caipirinha: cachaça, azúcar y lima

La cachaça es una variante del ron blanco típica de Brasil, y caipira es el término que se utiliza para designar en la lengua indígena tupí a los habitantes del interior del Estado de Sao Paulo, y de una manera más coloquial a los campesinos brasileños. Caipirinha es, pues, un diminutivo de caipira y alude claramente al origen de los ingredientes.

Cubalibre: ron, cola y un chorrito de limón

Aunque el nombre es elocuente en sí mismo, hay un baile de cifras entre la invención del cóctel y el origen de la palabra. “¡Cuba libre!” era el grito de guerra de los soldados cubanos durante la guerra de independencia con España. Como todo el mundo sabe, Cuba se libró del yugo español en 1898, pero no fue hasta 1900 que los americanos llevaron la Coca-Cola a la isla. En cualquier caso, “cubata” es la degeneración coloquial de la palabra cubalibre, que finalmente pasó a denominar cualquier combinado elaborado a base de licor y refresco.

El USS Maine, el acorazado de la Marina de Estados unidos cuyo hundimiento desencadenó la guerra hipano-estadounidense y posteriormente la independecia de Cuba en 1898

Rebujito: manzanilla y gaseosa

Rebujar es envolver o cubrir algo. Un rebujo es también un residuo o desecho. No sabemos si a la bebida de las fiestas andaluzas por excelencia se le llama así por cómo te deja a la mañana siguiente, pero lo que sí está documentado es que el rebujito es una variante de la mucho más antigua Sherry Cobbler inglesa, elaborada a base de Jerez, agua carbonatada y azúcar.

Calimocho: vino y cola

Cero glamour, sí, lo sé, pero técnicamente es un cóctel, y uno de los más populares, no me lo negaréis. Dice la leyenda que hacia finales de los setenta unos amigos de fiesta se percataron que el vino que habían comprado para el proto-botellón estaba picado, pero decididos a no tirar su dinero (y su vino), buscaron mezclarlo con algo que maquillara el sabor. Los ideólogos se hacían llamar Kalimero y Motxo.

(Foto de Nik Frey)

Es posible que apenas sea un poco más de información basura. Algo más de ruido, culturilla de Trivial, arsenal para insustanciales charlas de barra de bar, pero quien quiera información útil e importante que trate de entender qué es el bosón de Higgs.

Porque a veces, muy a menudo de hecho, uno necesita zambullirse en la fresca piscina de la cultura popular para salir algo reconfortado en un clima tan tóxico y cargado.

A un servidor, le gusta saber la historia detrás de las cosas que consume, ya sea un plato de pasta o un refrescante cóctel.

Porque el cóctel no es sólo una bebida. Es todo un mundo de referencias, sabores y colores que rebosa, como cabe esperar, de un espíritu lúdico-festivo y un tipo de creatividad muy particular. Y en Atrápalo te proponemos descubrirlo.

 

¿Nunca os habéis preguntado quién le pone el nombre a los cócteles y en base a qué criterio? En ocasiones, los caminos de la etimología son inescrutables, o están llenos de historias apócrifas y leyendas en su mayoría no contrastadas. A veces el origen tiene una explicación aburrida o directamente absurda. Los cócteles son, en definitiva, como la vida misma.

[redbox text=”El cóctel no es sólo una bebida.” position=”right”]

Daiquiri: ron, zumo de lima (o limón) y azúcar

Esta bebida de origen cubano, se bautizó en honor a la región de Daiquirí de esta isla, donde unos ingenieros de minas crearon este cóctel con la excusa de combatir las fiebres tropicales. Sí, claro…

Gin-tonic: ginebra, tónica y lima

Su nombre es bien descriptivo y no esconde ningún misterio, pero en este enlace encontrarás algunos datos interesantes sobre su historia y sus “cualidades”.

Martini: ginebra y vermú blanco (la aceituna es opcional)

Curiosamente, el martini más famoso del mundo, ese que se pide “agitado, no removido”, es una versión con vodka del cóctel original. Su origen se remonta a finales del siglo XIX, y existen múltiples versiones que intenta rastrear el nombre: que si un barman de apellido Martini lo inventó en un conocido club de Nueva York, que si alude a la ciudad de Martínez, en California, o sencillamente nació en referencia a la conocida marca italiana de vermú.

Destornillador: vodka y zumo de naranja

Tan mecánico nombre se debe a unos operarios norteamericanos contratados en unas perforaciones petrolíferas en Oriente Medio en los años cincuenta. Cuentan que disponían de un buen cargamento de zumo de naranja como sustituto del agua de mala calidad de la zona. Un día se les ocurrió añadirle un poco de vodka y, como no tenían nada más a mano, lo removieron con un destornillador. Voilà!

Bloody Mary: vodka, zumo de tomate, sal, pimienta negra, salsa Worcestershire y tabasco

La Bloody Mary original tenía una de aquellas miradas que parecen querer recordarte que tienes resaca

María la Sanguinaria era el sobrenombre de la María Tudor, la reina María I de Inglaterra, así conocida por la severa represión que impuso a mediados del siglo XVI. Por entonces en Rusia ya se bebía vodka (diminutivo de “agua” en ruso), pero el cóctel no se inventaría como lo conocemos hasta los años veinte del siglo pasado. Algunos dicen que fue en el París de Picasso y Hemingway (un célebre bebedor), y otros, que fue años más tarde en Nueva York.

Manhattan: whisky de centeno, vermú rojo y una gota de angostura

Poco misterio acerca del origen del nombre de este cóctel, que según cuentan se inventó hacia 1870 en el Manhattan Club de Nueva York. Curiosamente, si en lugar de whisky americano (bourbon o whisky canadiense) utilizamos whisky escocés, el cóctel pasará a llamarse Rob Roy.

Mojito: ron, soda, azúcar, lima y menta

Fue la bebida favorita del escritor Ernest Hemingway, que acudía a tomar en la famosa Bodeguita del Medio en La Habana (Cuba). Tal vez fuera porque le daba ese mojo, ese je ne sais quoi que define la personalidad hiperbólica de Austin Powers, aunque mojo en Cuba se refiere sobre todo a la salsa picante de origen canario que la gran emigración española introdujo en la isla caribeña.

Cosmopolitan: vodka, triple sec (Cointreau), zumo de arándanos y zumo de lima

Una variante (por así decirlo) más “femenina” del Martini, mucho más afrutada y una graduación alcohólica algo más baja. Se creó en San Francisco en los sesenta, y se especula que su nombre alude a lo variado del origen de sus ingredientes. Como la mayoría sabéis, es el cóctel favorito de la protagonista de Sexo en Nueva York, pero también de Madonna.

Sex On The Beach: vodka, licor de melocotón, zumo de naranja y zumo de arándanos

El nombre es bastante explícito, y como cabía esperar el cóctel se inventó en un bar de playa, concretamente en Ft. Lauderdale, en Florida, hacia 1987. Cuenta la leyenda que el fabricante de una marca de licor de melocotón ofreció un incentivo al bar que consiguiera vender más botellas de su marca. Un camarero tuvo la idea de que en lugar de servir los típicos chupitos, sería una mejor estrategia convertirlo en el ingrediente de un cóctel. Cuando se le planteó cómo bautizarlo, se le ocurrió hacerlo en honor a las dos cosas por las que la gente acudía a aquella población.

Existe una versión sin alcohol conocida como Sexo Seguro en la Playa.

Margarita: tequila, zumo de limón, triple sec y sal

Aunque no sea cierto, esta escena bien merece que bauticen un cóctel en su honor

Hay muchas versiones sobre a quién honra el nombre de este cóctel. La más plausible es que se inventó hacia 1940 en honor de una tal Margarita Henkel, hija del embajador de Alemania en México, aunque la más glamourosa es la que la atribuye a la actriz Rita Hayworth, cuyo verdadero nombre era, recordemos, Margarita Carmen Cansino, de padre sevillano.

Negroni: ginebra, vermut rojo y Campari

Florencia, 1919. El conde Camillo Negroni acude a su bar habitual y le pide al camarero que le ponga su cóctel habitual, un Americano (vermut rojo, Campari y soda), pero que esta vez se lo haga un poco más fuerte. El camarero decide sustituir la soda por ginebra, y el resto es historia. El éxito fue tal que la familia Negroni decidió crear su propia destilería.

Ruso blanco: vodka, licor de café y leche

El desayuno de los campeones, el café con leche para los hígados poderosos, el cóctel favorito de El gran Lebowsky… como muchos combinados con vodka, el ruso blanco no es ruso, como tampoco lo es su progenitor, el ruso negro, consistente en vodka, ginebra y crema de café.

Mai Tai: ron, licor Curaçao (licor de cortezas de naranja), zumo de lima

Por fin una explicación sin margen de controversia: “Maitai” en tahitiano significa “muy bueno”, lo que expresó el primer bebedor de este cóctel, allá por los años 40.

Caipirinha: cachaça, azúcar y lima

La cachaça es una variante del ron blanco típica de Brasil, y caipira es el término que se utiliza para designar en la lengua indígena tupí a los habitantes del interior del Estado de Sao Paulo, y de una manera más coloquial a los campesinos brasileños. Caipirinha es, pues, un diminutivo de caipira y alude claramente al origen de los ingredientes.

Cubalibre: ron, cola y un chorrito de limón

Aunque el nombre es elocuente en sí mismo, hay un baile de cifras entre la invención del cóctel y el origen de la palabra. “¡Cuba libre!” era el grito de guerra de los soldados cubanos durante la guerra de independencia con España. Como todo el mundo sabe, Cuba se libró del yugo español en 1898, pero no fue hasta 1900 que los americanos llevaron la Coca-Cola a la isla. En cualquier caso, “cubata” es la degeneración coloquial de la palabra cubalibre, que finalmente pasó a denominar cualquier combinado elaborado a base de licor y refresco.

El USS Maine, el acorazado de la Marina de Estados unidos cuyo hundimiento desencadenó la guerra hipano-estadounidense y posteriormente la independecia de Cuba en 1898

Rebujito: manzanilla y gaseosa

Rebujar es envolver o cubrir algo. Un rebujo es también un residuo o desecho. No sabemos si a la bebida de las fiestas andaluzas por excelencia se le llama así por cómo te deja a la mañana siguiente, pero lo que sí está documentado es que el rebujito es una variante de la mucho más antigua Sherry Cobbler inglesa, elaborada a base de Jerez, agua carbonatada y azúcar.

Calimocho: vino y cola

Cero glamour, sí, lo sé, pero técnicamente es un cóctel, y uno de los más populares, no me lo negaréis. Dice la leyenda que hacia finales de los setenta unos amigos de fiesta se percataron que el vino que habían comprado para el proto-botellón estaba picado, pero decididos a no tirar su dinero (y su vino), buscaron mezclarlo con algo que maquillara el sabor. Los ideólogos se hacían llamar Kalimero y Motxo.