Desde el momento en que decidí aprender a esquiar, supe que estaba a punto de sumergirme en una experiencia emocionante y llena de desafíos físicos. Sabía que necesitaba estar en buena forma para enfrentar este deporte exigente, así que me aseguré de mantenerme activo y hacer algunos ejercicios para fortalecer mis piernas. Y no olvidemos los estiramientos, ¡son clave para evitar lesiones!

Después de investigar las mejores estaciones de esquí en Chile, elegí una con pistas adecuadas para principiantes. Pero antes de ponerme los esquís, consulté el parte de nieve para asegurarme de que las condiciones fueran óptimas. ¡No quería perderme la oportunidad de deslizarme por pistas perfectamente preparadas!

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Una vez equipado con unas botas cómodas y ajustadas, un casco para proteger mi cabeza y unas gafas para proteger mis ojos del sol brillante, estaba listo para enfrentar mi primera aventura en la nieve. ¿Y la crema solar? ¡Claro que sí! No iba a permitir que el sol me dejara con una cara más roja que un tomate.

Ahora, como principiante, sabía que tenía que ir a mi propio ritmo y elegir pistas adecuadas para mi nivel de habilidad. No iba a intentar seguir a mis amigos expertos en pistas difíciles cuando aún estaba aprendiendo a girar correctamente. ¡La paciencia es la clave! Tomé descansos cuando los necesité y no me presioné para esquiar sin parar hasta el cierre de las pistas. Después de todo, más vale disfrutar de cada momento sin agotarse demasiado.

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Pero, amigos, permítanme compartirles mi secreto para un aprendizaje exitoso: ¡las clases de esquí! Me uní a un grupo de principiantes y tuve el placer de contar con un instructor profesional que me enseñó las técnicas básicas. Aprendí sobre la posición correcta en los esquís, manteniendo las rodillas flexionadas y el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante. ¡Adiós a la postura de silla imaginaria!

La técnica de la cuña fue mi primer paso hacia el control y la diversión en las pistas. Aprendí a colocar los esquís en forma de “V” para controlar la velocidad y hacer giros suaves. También descubrí la importancia de la inclinación y el ángulo adecuados en los giros para mantener el equilibrio y controlar mi trayectoria. ¡Poco a poco, me convertía en todo un maestro de la nieve!

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Inclinación

Se refiere a la posición del cuerpo al girar. En los virajes agresivos nos inclinamos hacia el lado del giro, rozando casi la nieve con la mano. Para principiantes, se recomienda comenzar con virajes abiertos y poca velocidad, manteniendo el cuerpo casi vertical.

Ángulo

Es la curvatura lateral del cuerpo para ajustar la inclinación, similar a una “coma”. Permite controlar el inicio y final del giro.

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Claro está que estas técnicas básicas solo eran el comienzo de mi viaje en el mundo del esquí. Reconocí que necesitaba más práctica y aprendizaje, así que seguí tomando clases y explorando diferentes estaciones de esquí en Chile. Las escuelas de esquí ofrecen cursos especializados para todas las edades y niveles, lo que me permitió mejorar mis habilidades y disfrutar aún más de esta emocionante actividad.

Así que, amigos y amigas, si están listos para desafiar a las montañas y sentir la emoción del esquí, les recomiendo que se sumerjan en esta aventura. Prepárense físicamente, elijan las pistas adecuadas, recuerden la importancia del equipo de protección y, sobre todo, no tengan miedo de aprender de los expertos. ¡La nieve los espera para brindarles momentos inolvidables! ¡A deslizarse con estilo y diversión en las magníficas montañas de Chile!

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Ahora bien, si quieres aprender a esquiar y no tener que viajar largas distancias, puedes ir al centro de esquí de Portillo que está situado a unas 2 horas al norte de Santiago. Se trata del primer centro de esquí de Sudamérica en convertirse en sede del Campeonato Mundial de Esquí Alpino en 1966.

Portillo sorprende a los visitantes con su belleza porque este centro de esquí único posee una gran laguna llamada “Laguna del Inca”. Existen numerosas actividades para elegir una vez que llegue a la zona de esquí o puede quedarse en el refugio y relajarse.

Henry Travel
Con cada paso que damos en una tierra lejana, nuestra mente se expande, tanto que no puede volver a sus viejas dimensiones.