24/09/2019
Félix J le da un
2.5
"Como arruinar una de las mejores comedias jamás escritas"
Una puesta de escena de “La importancia de llamarse Ernesto” en la que Worthing y Algernon, epítomes del dandy inglés, aparecen con los pantalones arrugados, comienza mal. Pero no seamos frívolos, aunque Oscar Wilde fuera el rey de la frivolidad. Démosle una oportunidad a la obra.
Se la damos. Pero la oportunidad se acaba al ver en la primera escena cómo han dirigido al personaje de Gwendolen, el tono de voz impostado que le han hecho adoptar a la pobre actriz. Luego todo iría a peor, con esa criada con look de porno chacha, la madre de Gwendolen, que luce algo parecido a un gato seco por peinado, el sacerdote, vestido como un cura de Miguelturra en los años treinta. Y así todo…
Es difícil conseguir que el público se ría tan poco con una de las mejores comedias que se han escrito pero el director lo ha conseguido. Tiene su mérito. En una obra que es un torrente de chistes, de frases ingeniosas, a veces pasaban los minutos sin que se oyera una risa. Y sólo afloraron con cierta alegría al final, donde el director no consiguió hundir del todo la explosión de situaciones cómicas y chistes creados por Oscar Wilde. Entonces la parte de público que había sobrevivido a la depresión provocada por la hora y cuarto anterior rio. Con moderación pero rio.
La dirección es catastrófica, tan sutil como Jesús Gil montado en una mula. A veces el director se permite incluir acciones como una actriz subiendo y bajando su mano en un supuesto gesto libidinoso por un bastón o un paraguas, (no recuerdo ya y casi mejor así), a modo de objeto fálico acariciado. Ay, pobre Oscar Wilde…
El casting, sobre todo en cuanto a los dos jóvenes crápulas, un desastre, un agujero negro que hunde la obra sin remedio. Para dos personajes canallas, vividores, ha elegido a dos jovencitos planos, incapaces de transmitir la mínima golfería … Imaginen que necesitan a Enrique San Francisco para un papel y les traen al cachorro de un oso panda. Pues algo así.
La madre de Gwendolen, que tiene en la obra grandes frases, transmitía la misma comedia que te provoca encontrarte una caja de cartón en una callejuela de Usera. Googleo el casting y veo que es la madre del director. Antes los padres colocaban a los hijos, pero en esta compañía es al revés. En cualquier caso ayudar a la familia en estos tiempos en los que las pensiones peligran siempre es digno de elogio. El actor que interpreta a Worthing debe ser hijo, hermano o prestamista del director o del productor, porque si no algo así no se comprende. En lugar de darle un papel en una obra de teatro dan ganas de darle una piruleta de fresa y llevarlo a un columpio.
Tan sólo la actriz que interpreta a Cecily consigue escaparse del desastre de la dirección y mostrar su talento. Con un buen director habría sido un gozo contemplar qué es capaz de hacer. Los demás sobreviven como pueden a la dirección.
No escribo críticas negativas, pero me ha preguntado Atrápalo qué tal me pareció la obra y no me he podido contener. Creo que desde que me compré veinte acciones de Bankia no gastaba de peor forma mi dinero. Y mi tiempo…
Ahora no doy crédito, lo malo es que los 26 euros ya los di, y la hora y media de mi vida, más desplazamientos, allí que se me fue.
¿Si fueras el organizador o promotor del espectáculo que harías diferente?
Pedirle perdón a Oscar Wilde. Cambiar el casting. También al director.
¿Si pudieras hablar con el artista (cantante, actriz, actor,...) qué le dirías?
Al director... ¿cómo ha hecho algo así? ¿Por qué ese casting? ¿Por qué esa poca sutileza?
Positivo:
Podía haber durado más y no lo hizo
Negativo:
La dirección, el casting...