Sí, estás en ese punto. A todos tus amigos les ha dado por casarse. Y lo que antes era ir a las fiestas de un pueblo cercano a hacer el cabra y celebrar con la cuadrilla que tu amigo se casa, ahora se ha convertido en toda una megaestructura de la locura. Un despiporre, pero con guión establecido. Tranquilo, si te toca organizar una despedida de soltero, solo hay que tener claro unos pocos conceptos y el resto va rodado.

Todo comienza el día que tu amigo del alma te dice que se va a casar. Lo primero, te alegras por él. Lo segundo, te alegras por él pero a la vez te sientes un poco triste, ya que en tu fuero interno sabes que ya nada será como antes. Y lo tercero, piensas: “bueno, pero la vamos a liar parda en su despedida”. Y ahí empieza el lío. Se abre una puerta al infierno que es difícil de cerrar.

Irte de viaje con un grupo de amigos, por el motivo que sea, es de por sí un jaleo increíble que puede acabar por dinamitar cualquier relación de amistad. Pero si, además, resulta que es la despedida de un amigo cercano, te estás moviendo en la cuerda floja y un paso en falso puede jugarte una mala pasada. Sin embargo, es todo más sencillo de lo que parece. Solo hay que tener en cuenta unos pocos (pero importantes) factores para que la despedida sea un éxito:

DE LA ORGANIZACIÓN SE ENCARGAN LOS BARONES

Dieciséis personas opinando a la vez es un quebradero de cabeza para todos. Lo recomendable es que alguien dé un paso adelante y diga: yo me encargo. Y esa persona, normalmente la más allegada al novio, es la que nombra a su pequeño comité para llevar a cabo la fechoría. Tiene que ser un grupo reducido. Cuatro o cinco personas. Los llamados: Barones de la Despedida.

despedida de soltero

Ellos toman las decisiones importantes: dónde ir, qué hacer, cuánto poner de pasta y qué actividades (a parte de las copas y hacer el imbécil) se van a hacer. El resto de integrantes de la despedida pueden luego aportar su granito de arena, dar su opinión sobre algo o enfadarse porque el destino o la fecha no les acaba de cuadrar. Todo se puede discutir. Pero es más fácil para todos que haya un plan en firme al que adaptarse, a que haya una algarabía de planes sin concretar nada.

NO TE FLIPES CON EL DESTINO

Fundamental: piensa a dónde le gustaría ir a él. Ten en cuenta que es su despedida y no la tuya. No hay que darle más vueltas.  Una vez tengas esto claro, pon los pies en la tierra. Últimamente, hay una corriente de pensamiento basada en “más lejos = más diversión” que no tiene ningún sentido. El hecho de que vayas a Moscú de despedida no significa que te lo vayas a pasar mejor que en las fiestas de Salamanca. Lo importante es estar todos los amigos juntos y pasarlo bien.

HAZ ALGO DIFERENTE

Algo hay que hacer. Si simplemente viajas con los amigos a otro sitio y te vas de copas, corres el peligro de que el día de la despedida se pierda en la memoria colectiva entre una marabunta de recuerdos beodos. Existen miles de actividades que hacer en una despedida. Pero miles. Birra-bike, room escape, humor amarillo, paint-ball, futbolín humano, clases de surf, etc. No te líes la manta a la cabeza y busques lo más extraño. A lo mejor algo tan sencillo como alquilar unas bicis y dar una vuelta (mientras suena la sintonía de Verano Azul) puede ser un gran acierto. Pero hay que hacer algo que se escape un poco de lo que sueles hacer normalmente con tus amigos.

DISFRAZ SÍ O SÍ

Más pronto o más tarde llega este momento: “¿Y de qué le disfrazamos?” Y de repente, miles de fotos de disfraces absurdos empiezan a colapsar el grupo de whatsapp creado ex profeso para la despedida. La técnica más utilizada para acertar en estos casos es imaginar al novio con el disfraz con el que se podría sentir más cómodo, y comprarle justo lo contrario. No falla. Pero con un poco de cabeza, por favor. Si la despedida es en la playa, quizá no sea buena idea disfrazar al pobre novio de oso porque se morirá de calor bajo el disfraz antes de llegar a la orilla. Y si es en la montaña, el bañador de Borat puede cruzar los límites de lo gracioso y convertirse en una crueldad. Se trata de ridiculizar un poco a un amigo y echarte unas risas a su costa. No de matarlo.

despedida de soltero

Nota: Algunas personas abogan por hacer desaparecer esta ancestral tradición de disfrazar al novio de la forma más denigrante posible. Esas personas, pueden dejar de leer y marcharse a ese rinconcito del mundo donde todo es civilizado: Dinamarca.

DEJA QUE FLUYA

Obviamente hay que tener cosas programadas. Pero no te obsesiones con eso. Si tienes el destino, el disfraz y donde pasar la noche, ya lo tienes todo. Ya bastante está todo planeado en la vida diaria como para tener que andar con horarios en una despedida. Deja que fluya. Relájate y disfruta. Si no has reservado dónde comer el sábado, pues… ¡de cañas! Y si no hay ninguna actividad para el domingo por la mañana, pues…  ¡de cañas! Las mejores cosas surgen sin estar planeadas. Y estando de cañas.

Y por último, pero no menos importante, ten presente que mañana puedes ser tú el novio y al que le hagan la despedida. Así que hagas lo que hagas, ponle cariño.

Todo comienza el día que tu amigo del alma te dice que se va a casar. Lo primero, te alegras por él. Lo segundo, te alegras por él pero a la vez te sientes un poco triste, ya que en tu fuero interno sabes que ya nada será como antes. Y lo tercero, piensas: “bueno, pero la vamos a liar parda en su despedida”. Y ahí empieza el lío. Se abre una puerta al infierno que es difícil de cerrar.

Irte de viaje con un grupo de amigos, por el motivo que sea, es de por sí un jaleo increíble que puede acabar por dinamitar cualquier relación de amistad. Pero si, además, resulta que es la despedida de un amigo cercano, te estás moviendo en la cuerda floja y un paso en falso puede jugarte una mala pasada. Sin embargo, es todo más sencillo de lo que parece. Solo hay que tener en cuenta unos pocos (pero importantes) factores para que la despedida sea un éxito:

DE LA ORGANIZACIÓN SE ENCARGAN LOS BARONES

Dieciséis personas opinando a la vez es un quebradero de cabeza para todos. Lo recomendable es que alguien dé un paso adelante y diga: yo me encargo. Y esa persona, normalmente la más allegada al novio, es la que nombra a su pequeño comité para llevar a cabo la fechoría. Tiene que ser un grupo reducido. Cuatro o cinco personas. Los llamados: Barones de la Despedida.

despedida de soltero

Ellos toman las decisiones importantes: dónde ir, qué hacer, cuánto poner de pasta y qué actividades (a parte de las copas y hacer el imbécil) se van a hacer. El resto de integrantes de la despedida pueden luego aportar su granito de arena, dar su opinión sobre algo o enfadarse porque el destino o la fecha no les acaba de cuadrar. Todo se puede discutir. Pero es más fácil para todos que haya un plan en firme al que adaptarse, a que haya una algarabía de planes sin concretar nada.

NO TE FLIPES CON EL DESTINO

Fundamental: piensa a dónde le gustaría ir a él. Ten en cuenta que es su despedida y no la tuya. No hay que darle más vueltas.  Una vez tengas esto claro, pon los pies en la tierra. Últimamente, hay una corriente de pensamiento basada en “más lejos = más diversión” que no tiene ningún sentido. El hecho de que vayas a Moscú de despedida no significa que te lo vayas a pasar mejor que en las fiestas de Salamanca. Lo importante es estar todos los amigos juntos y pasarlo bien.

HAZ ALGO DIFERENTE

Algo hay que hacer. Si simplemente viajas con los amigos a otro sitio y te vas de copas, corres el peligro de que el día de la despedida se pierda en la memoria colectiva entre una marabunta de recuerdos beodos. Existen miles de actividades que hacer en una despedida. Pero miles. Birra-bike, room escape, humor amarillo, paint-ball, futbolín humano, clases de surf, etc. No te líes la manta a la cabeza y busques lo más extraño. A lo mejor algo tan sencillo como alquilar unas bicis y dar una vuelta (mientras suena la sintonía de Verano Azul) puede ser un gran acierto. Pero hay que hacer algo que se escape un poco de lo que sueles hacer normalmente con tus amigos.

DISFRAZ SÍ O SÍ

Más pronto o más tarde llega este momento: “¿Y de qué le disfrazamos?” Y de repente, miles de fotos de disfraces absurdos empiezan a colapsar el grupo de whatsapp creado ex profeso para la despedida. La técnica más utilizada para acertar en estos casos es imaginar al novio con el disfraz con el que se podría sentir más cómodo, y comprarle justo lo contrario. No falla. Pero con un poco de cabeza, por favor. Si la despedida es en la playa, quizá no sea buena idea disfrazar al pobre novio de oso porque se morirá de calor bajo el disfraz antes de llegar a la orilla. Y si es en la montaña, el bañador de Borat puede cruzar los límites de lo gracioso y convertirse en una crueldad. Se trata de ridiculizar un poco a un amigo y echarte unas risas a su costa. No de matarlo.

despedida de soltero

Nota: Algunas personas abogan por hacer desaparecer esta ancestral tradición de disfrazar al novio de la forma más denigrante posible. Esas personas, pueden dejar de leer y marcharse a ese rinconcito del mundo donde todo es civilizado: Dinamarca.

DEJA QUE FLUYA

Obviamente hay que tener cosas programadas. Pero no te obsesiones con eso. Si tienes el destino, el disfraz y donde pasar la noche, ya lo tienes todo. Ya bastante está todo planeado en la vida diaria como para tener que andar con horarios en una despedida. Deja que fluya. Relájate y disfruta. Si no has reservado dónde comer el sábado, pues… ¡de cañas! Y si no hay ninguna actividad para el domingo por la mañana, pues…  ¡de cañas! Las mejores cosas surgen sin estar planeadas. Y estando de cañas.

Y por último, pero no menos importante, ten presente que mañana puedes ser tú el novio y al que le hagan la despedida. Así que hagas lo que hagas, ponle cariño.

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Lo que más me gusta del siglo XXI es que todavía seguimos usando un palo metálico que pone El Siguiente para distinguir nuestra compra de la de los demás en el supermercado.