17/06/2016
Carlos Latorre Calle le da un
9.3
"Un buen queso para los queseros"
Los que somos amantes del queso somos completamente incondicionales y nos gustan desde el más suave hasta el más apestoso. Curiosamente, eso me pasa a mí con el magnífico director, dramaturgo y autor Abel Zamora: haga lo que haga y lo haga como lo haga, a mí me gusta seguro. Dosmildieciocho es uno de sus quesos suaves, pero no por ello de peor calidad, más bien al contrario: lo fresco que es el texto y la entrega y entusiasmo de los actores combinado con ese punto de surrealismo agridulce del texto, hace de Dosmildieciocho una de esas obras que se te quedan para siempre en el recuerdo. Seas o no seas quesero, no te la puedes perder. Enhorabuena a todos.
¿Si fueras el organizador o promotor del espectáculo que harías diferente?
Es urgente que se cambien las butacas y el confort de la sala. Se pasa tantísimo calor que cuesta estar concentrado en la obra. Además, cada vez me resulta más incómodo ir a salas donde no se puede comprar entrada numerada y toca esperar de pie y con muchísimo calor durante cerca de una hora para entrar a la sala (y comprobar después que las mejores butacas están ocupadas por un folio para personas que no han hecho la cola)
¿Si pudieras hablar con el artista (cantante, actriz, actor,...) qué le dirías?
¡Quiero más!
Positivo:
- La obra de un gran autor
- El entusiasmo y entrega de los actores
Negativo:
Lo incomodísimos que son las butacas de la sala Azarte y el hecho de tener que esperar 45 minutos si se quiere tener buen sitio ya que, aunque parezca mentira, las localidades son sin numerar a pesar de estar en el siglo XXI