Capital con un agitado pasado, toda ella muestra los cambios que se han ido sucediendo en esta ciudad. De aldea de pescadores pasó a Corte prusiana, centro de poder durante el Imperio Alemán, y una de las ciudades que peor lo pasó durante la II Guerra Mundial, siendo dividida en dos hasta 1990, fecha que pasará a la historia.
Qué ver y qué hacer
Berlín es una joya arquitectónica. Sus palacios son el ejemplo más bello de la arquitectura prusiana. Además, reúne edificios diseñados por arquitectos de prestigio internacional como Renzo Piano, Isozaki o Rafael Moneo, los cuales compiten con la Filarmónica, y la cercana Nueva Galería Nacional, la última obra de Mies van der Rohe.
La diversidad cultural de Berlín y su riqueza quedan patentes en el formidable patrimonio en la Isla de los Museos, un conjunto único donde encontrar joyas de la Antigüedad como la puerta de la Ciudad de Babilonia o el busto de Nefertiti, junto a obras clásicas y arte contemporáneo. La Estación de Hamburgo ofrece un concepto más moderno de sala de exposiciones, y alberga una colección de obras de arte contemporáneo en sus 10.000 m².
Berlín ofrece una gran oferta de teatros, óperas, la célebre orquesta filarmónica y numerosas salas de teatro y auditorios. A destacar el Festival de Jazz Berlín, el Festival Internacional de Cine y el encuentro teatral. Los noctámbulos, amantes de la noche y fanáticos del baile y las nuevas tendencias, disfrutaran de la legendaria vida nocturna de Berlín. Los berlineses se dan cita después de la jornada laboral, en los After-Work-Clubs para beber algo y bailar. En los numerosos bares y lounges, los amantes de la movida pueden saborear cócteles exquisitos o disfrutar de música relajada, para conversar. Y en los famosos templos del tecno, la fiesta dura hasta el día siguiente...
Qué se cuece en
En Berlín se puede degustar Haute Cuisine en establecimientos de fama internacional, los cuales conquistan a los gourmets con delicias para el paladar. La cocina tradicional de Berlín es sustanciosa y rústica: recetas caseras servidas en ambientes familiares. Es también típico el imbiss, el puesto en el que se puede comer algo rápido, ya sea una bulette berlinesa o un döner turco.
En muchas cafeterías se concentra la movida hasta después del mediodía para hablar de las anécdotas de la noche anterior delante de una taza de café y las especialidades que forman un buen desayuno.