Desde que descubrí los graciosísimos consejos y las viviendas de Daniel Fez en Instagram, estaba ansiosa por sumergirme en vivo y en directo en su monólogo “La vida regulinchi”. Lo sigo desde hace un tiempo ya, y sus videos siempre consiguen sacarme unas risas esté dónde esté. Y si los veo en casa bien, pero la cosa se complica cuando me pilla en el metro o cualquier otro espacio público… Así que la idea de verlo en persona prometía una experiencia inmejorable.
Decidí que estas cosas hay que hacerlas acompañada y lié a varias amigas para ir al Teatro Alcázar, donde actúa ahora. No solo era la oportunidad de reírnos hasta llorar, sino también de pasar un tiempo juntas, que hace mucho que no hacemos un plan de amigas. Además de que ir al teatro últimamente se está convirtiendo en uno de mis hobbies favoritos.
La noche empezó al salir de casa, fuimos a cenar juntas para ir haciendo ambiente de viernes noche. Repasamos un poco el instagram de Daniel para entrar en harina y fuimos hacia el teatro Alcázar para hacer cola. Yo me sentía como si Daniel y yo fuésemos amigos íntimos y nos fuéramos a encontrar después de mucho tiempo.
Al entrar al teatro buscamos nuestros asientos, cuáles niñas emocionadas en una tienda de juguetes, sabíamos que estábamos a punto de pasar un rato divertido y, teníamos esa risa tonta y esa ilusión que te hace desconectar de tu rutina y solo centrarte en el presente, en disfrutar de lo que va a pasar. Seguramente es lo más parecido al mindfulness que he hecho nunca.
Y entonces salió Daniel Fez al escenario y la sala estalló en aplausos. Su energía, su presencia carismática y su conexión inmediata con el público nos sumergieron por completo en la “vida regulinchi”. A mí hasta me llegaron a doler un poco las mejillas, y me acuerdo perfectamente de ir mirando a mis amigas cuando sacaba algún tema que nos identificaba. Al final es un espectáculo de humor pero las situaciones que relata son tan reales que nos podrían estar pasando a nosotras.
También había mucha interacción con el público. No éramos espectadores pasivos, sino participantes activos en el show. Aunque no quiero hacer spoiler del resto de la obra porque, como todo, es mejor verlo en persona.
Al salir del Teatro Alcázar, comentamos cada detalle, reviviendo nuestras partes favoritas y riéndonos de nuevo al recordar todas las ocurrencias de Daniel. La experiencia no solo cumplió, sino que superó con creces todas las expectativas.
Así que, si estás buscando una noche de amigos para reírte de tus problemas y darte cuenta de que la vida es bastante regulinchi para todo el mundo, no dejes pasar la oportunidad de verlo en directo.