Hay una ciudad que gusta a todo el mundo, incluyendo a un comité de la Unesco que nunca se puede resistir a sus encantos. Se la conoce por su chotis y sus bares de mosaicos, su vida y cielos rosas, pero especialmente por su patrimonio. Madrid toca el firmamento este 2022 desplegando un sinfín de planes, panoramas e iconos que hablan de su historia, de su capacidad para aunar pasado, presente y futuro en un mismo entorno. 

Gran Vía
© Belén Imaz

Caminar por el Paseo del Prado, último Patrimonio de Madrid reconocido por la Unesco, supone hacerlo por el paseo arbolado más antiguo dentro de una capital europea. El “Paisaje de la Luz” engloba aquí una rayuela histórica donde no faltan las barcas de El Retiro y un Palacio de Cristal donde poder bailar bajo la luna. 

Palacio de Cristal
Palacio de Cristal

Y La Maja Desnuda, siempre vigilante; el aroma del Jardín de las Delicias, o Las Meninas, pioneras del selfie. El Museo Reina Sofía, el Thyssen-Bornemisza y El Prado, así cómo aburrirse. Hay lotos en el Real Jardín Botánico y hasta 21 Bienes de Interés Cultural. Y aunque no lo incluyan, el bocadillo de calamares es el número 22 y mejor bocado antes de proseguir con la ruta.  

Museo del Prado © Belén Imaz
Museo del Prado © Belén Imaz

A orillas del Tajo comenzó la historia de nuestra gente, entre barro y cerámica. Asomados al río, los jardines palaciegos de Aranjuez evocan una primavera eterna a través de sus diferentes especies botánicas. En la residencia de los Borbones el pasado observa con los codos apoyados y el Tren de la Fresa nos hace dudar del año en el que nos encontramos. La Casa del Labrador y su bicentenaria Plaza de Toros, tantas épocas, tantos atajos sin perder de vista el cielo. 

Ni las nubes que aquí son gigantes, espejismo digno de  Don Quijote. En Alcalá de Henares, la ciudad natal de Miguel de Cervantes, comienza un viaje a tantas historias como dulces típicos: sus almendras garrapiñadas o esa infusión de merengue que es la costrada. Aquí ebulle la época romana, a través de la Casa Hippolytus o las ruinas de Complutum. En el Museo Casa Natal de Cervantes quedan los susurros de un hidalgo y el Instituto Cervantes confirma por qué este es el motor joven y futuro de Madrid. Y si vas en el mes de octubre, la Semana Cervantina engloba el mercado de época más grande de España. 

Alcalá de Henares. Arzobispado. @David Ruiz Polo
Alcalá de Henares. Arzobispado. @David Ruiz Polo

Con el otoño el patrimonio muta de color, brotan los rojos, ocres y verdes. Paleta sinfónica la del Bosque de Finlandia, en el Valle del Lozoya, o la del Hayedo de Montejo, una antigua dehesa de hayas, robles, albares y rebollos al norte de la Comunidad de Madrid. Montañas de colores donde hacer un ángel de hojas, seguir las copas de los árboles para buscar el cielo que siempre nos reconduce al inicio. Y vuelves, y te pierdes. 

Bosque de Finlandia, Valle del Lozoya
Bosque de Finlandia, Valle del Lozoya ©Javier Hernández

Es hora de tomar una cerveza, aunque te observen los leones de piedra. Venir a Madrid supone encontrar una tregua en cada nuevo rincón, cada secreto. Es lo que tiene caminar por la espalda de una niña bonita de la Unesco. Una maja que siempre mira al cielo más especial de Europa. 

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Alicantino de nacimiento, amante de cualquier lugar con mínimas de 25ºC. Mi debilidad es escribir en cafés secretos, tengo curry en las venas y una palmera tatuada (tiene su miga, aunque no lo parezca). Una vez gané un premio en Japón.