Cuando nos encontramos en la Reserva Nacional de Doñana, descubrimos que existen cientos de aves, entre ellas los flamencos. En ocasiones, envidiamos a estas aves rosáceas porque son capaces de iniciar largas migraciones a otros países. El mundo es suyo, tan libres y cálidas. Sin embargo, solo tendrás que subir a un barco. Con suerte, desde el mismo verás jabalíes y caballos que moran aquí, cerca del comienzo del mundo. Aunque tengas que navegar río Guadalquivir abajo para descubrirlo. 

A tan solo unos pocos kilómetros, Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, todavía brilla como mejor testigo de las hazañas del pasado, especialmente si nos remontamos en el tiempo quinientos años atrás. Concretamente, a un día de agosto de 1519 en el que  Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, bendecidos por  Carlos V, llegarían en cinco naos listas para iniciar su propia migración: la primera vuelta al mundo durante tres años.  

Y es aquí, en la ciudad de las playas y el vino fino, el de las puestas de sol y flamantes castillos, donde la historia se pasea cada mañana y cada lugar arroja información preciada sobre la historia. 

Desde el barrio de pescadores de Paseo Bajo de Guía que suministró a los viajeros en la desembocadura del Guadalquivir antes de la travesía definitiva, hasta la Iglesia de la Trinidad, el Castillo de Santiago o el retablo pétreo de la Primera Vuelta al Mundo, en Sanlúcar flotan cientos de historias. Es el privilegio de ser uno de los grandes testigos de la historia. Y aunque no lo sepas, tú también. 

Salvo que a diferencia de Magallanes y los flamencos, viajar por el mundo sin moverte de una ciudad es posible este año más que nunca.

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Alicantino de nacimiento, amante de cualquier lugar con mínimas de 25ºC. Mi debilidad es escribir en cafés secretos, tengo curry en las venas y una palmera tatuada (tiene su miga, aunque no lo parezca). Una vez gané un premio en Japón.